EL IMAGINARIA DEL TERCER TURNO: SIEMPRE LA DECIMOSEXTA CMLP MÁS UNIDA

SIEMPRE LA DECIMOSEXTA CMLP MÁS UNIDA

¡HASTA EL ÚLTIMO SOLDADO!

Las olas del mar de La Perla en el Callao, continúan golpeando fuertemente en el acantilado como siempre, como si se hubiese perennizado el tiempo haciéndonos soñar despiertos a pesar que ya pasaron ochenta y dos años de la inauguración de nuestra amada alma mater el Colegio Militar Leoncio Prado, mientras las aves de siempre sobrevuelan desde muy temprano por el patio central, serán siempre la linda compañía en nuestros tempranos desfiles desde las cuadras hacia el comedor y luego rumbo a las aulas.

Sentado en mi lugar preferido en casa me acomodo frente a los cuadros que he colocado y en los cuales figuran momentos inolvidables de adolescentes que se prepararon y cumplieron sus sueños de vestir el hermoso uniforme de tres hileras de botones dorados, nos costó unos meses de espera y de experiencias que nunca imaginamos, fueron días y semanas de recio entrenamiento castrense, treinta días de estar consignados pasando días de bautizo y asimilación de la tan ansiada vida militar que anhelamos. Nuestros instructores y monitores no hicieron fácil nuestro entrenamiento de soldados, los servicios de cuartelero e imaginaria fueron lo más recio para aquellos que llegaron de familias donde la servidumbre los atendía como príncipes, sin embargo llegó el momento en que nuestro batallón de tercer año se encontró, se entregó de corazón entre todos los cadetes que ya se lograban, no únicamente en la vestimenta sino además en un hermoso sentimiento de hermandad, en la cual ya no existían diferencias sociales ni económicas. Ya los cholos y blancos, también con los mulatos llegamos a ser una grande y hermosa hermandad, solidaria e igualitaria, nos apoyábamos unos a otros en los diversos servicios militares. Mi corazón salta de emoción al recordar tantas lindas actitudes que se fueron presentando entre hermanos de promoción. Los técnicos de quinto año, llamados las vacas, por su ya estadía de dueños del colegio y por no tener mandos superiores a ellos, nos hacían cargar sus útiles escolares desde las cuadras hasta las aulas, les cantábamos boleros para que recuerden a sus amadas que los esperaban cada fin de semana. Experiencias no santas que repetiríamos también nosotros como todas las promociones.

De tanto recordar estas experiencias ya me quedo dormido en mi sillón favorito, la música sigue sonando suevamente, nadie se atreve a tocar la puerta “Es la hora de los recuerdos del abuelo”.

Vuelvo a estar entre tantos uniformados de beige y botas negras, el bullicio después del almuerzo se repite día a día, Merino comienza a fregar a su “pata” Berrocal y lo sigue fregando con su peso y como destroza todos los borceguíes que le dan, chuecos y deformados por su peso y manera de pisar me imagino. Vuelvo a ver las caritas felices de tantos queridos hermanos de cuadra, Aspillaga siempre sufriendo por un amor imposible debido a la diferencia social, su apellido pesaba, pero él era de los Aspillaga pobres y por más pintón que fuera, no era aceptado en el grupo donde existía su amor.

Toda la dieciséis éramos iguales, vestidos de beige con el color celeste de las caponas, ya no existía la diferencia económica, ni de raza, ni de color de la piel, como todas las promociones nos convertimos en una hermosa familia, gestos de gran hermandad se dieron, gestos de sacrificio en reemplazar al hermano que requería salida se le reemplazaba y sacrificábamos sábado y domingo. Llegó el momento deportivo en que demostramos la excelencia en calidad atlética. No puedo dejar de mencionar a hermanos que nos dieron tanta felicidad con sus triunfos deportivos, Coco Marusic hizo llorar a la XV le ganó de punta a punta a Lira que era el favorito en los 800 metros, saltamos de inmensa alegría, lo cargamos en hombros y paseamos por todo el estadio, qué año tan hermoso, eran los tiempos de estudiantes, de cadetes del primer colegio militar del Perú. No podemos dejar de ser felices con la satisfacción de tener entre nuestra promoción a cadetes que en los tiempos de internados nos dieron lauros por su aprovechamiento: Reynaldo Olaechea sigue teniendo el récord de haber ingresado con un promedio aún no superado, Fuimos en su momento la promoción con el mayor número de cadetes con cordón de honor debido a sus promedios de notas.

Estamos en una edad avanzada pero no rendida, somos felices, somos aún los mismos cadetes que se encontraron y siguen amándose y nos sentimos orgullosos de aquellos que nos han dado y pueden seguir entregándonos triunfos profesionales que admiramos y que nos llenan de orgullo: presidente del Congreso, General E.P. presidente del Comando Conjunto de la FF. AA. Y Ministro del Interior, Diplomático de carrera, exitoso y reconocido embajador en diferentes países. Diputado del Congreso de A.P., excelentes profesionales de la medicina humana y veterinaria, abogados reconocidos, excelentes marinos de carrera, primer general de la policía nacional PIP, Exitosos ingenieros civiles, empresarios y profesionales que han logrado éxitos en diferentes países del mundo.

Hoy tenemos la presencia de hermanos ausentes debido a sus quehaceres profesionales, vuelven con el mismo amor fraterno de los años sesenta en que nos encontramos por gracia de Dios en un colegio militar que no únicamente nos dio conocimiento escolar sino además, principalmente la UNIÓN de amigos, de hermanos, de soldados que compartimos una hermosa vivencia de tres maravillosos años en los que nos encontramos y aprendimos el significado de la solidaridad y del hermoso amor fraterno que compartimos hoy para siempre.

Durante tres maravillosos años de juventud nos encontramos, convivimos, sufrimos y gozamos las más significativas experiencias de un colegio militar que nos enseñó principalmente la igualdad entre todos, además el más hermoso sentimiento de amigos, hermanos que seguirán unidos hasta el fin de nuestra era. Nos amamos y vivimos orgullosos de conformar la promoción más unida de todos los tiempos del glorioso Colegio Militar leoncio Prado.