viernes, 12 de mayo de 2017

ASI SE REPARTIERON EL MUNDO




SIEMPRE DIJO QUE NO


PASADO IMPERFECTO



Recuerdos del 5 de abril de 1992




Rosa María Palacios


Un blog de política independiente

5 abril, 2017


Recuerdos del 5 de abril de 1992

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Tenía 29 años y 4 meses de embarazo. Esperaba a mi segunda hija. No era periodista, ni soñaba serlo. Trabajaba como consultora para PNUD asignada a la PCM con un pequeño grupo de entusiastas jóvenes profesionales. Creía – todavía creo – que el Estado peruano podía reformarse y revertir su herencia corrupta, ineficaz, clientelista y burocrática. Transformar el Estado peruano y crear instituciones que trasciendan a las personas, procesos que sean útiles al fin de servir al ciudadano y no a la burocracia, desregular lo absurdo, crear un sistema de verdaderos  profesionales de servicio civil. En fin, los sueños que la juventud permite, supongo.
El objeto del proyecto era presentar un diagnóstico de la situación, ministerio por ministerio y avanzar en un nuevo proyecto de Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y además, proponer medidas de desregulación. En los últimos días del gobierno de García se había impuesto una descentralización forzada que, sin mayor capacitación local, convertía a los Ministerios en entes normativos mas no ejecutivos.  Para 1991 y el verano de 1992 la descentralización impuesta había generado un desorden de competencias al trasladarlas de golpe a Gobiernos Regionales con Asambleas que pretendían legislar en contradicción con el Congreso Nacional.
Lo que mas recuerdo ese verano, entrevistando funcionarios de todo nivel y antigüedad, Ministerio por Ministerio, es que aprendí como funcionaba el Estado peruano desde el sótano hasta la oficina del Ministro. Una administración sobrepoblada, donde nunca había electricidad y había que subir pisos de pisos a pie, mientras la barriga crecía, fue mi habitat por muchos meses.
El doctor Alfonso de los Heros era el Presidente del Consejo de Ministros y se reunía con nosotras para ver los avances. Había logrado sacar un paquete de decretos legislativos que le dieron un vuelco a la economía del país y lo abrió al mundo, liberando al ciudadano, casi de golpe, de cientos de barreras burocráticas en tributación, comercio exterior, libre competencia y normas laborales. Fujimori había abrazado las ideas liberales del plan del Fredemo con la oposición en el Congreso de la izquierda y el Apra. Esta última controlaba el Poder Judicial y el Tribunal de Garantías Constitucionales en donde buscaba bajarse algunos de los decretos legislativos.
¿Había un espacio para la negociación política? Si. Me constan los esfuerzos ese verano del doctor De los Heros por persuadir, convocar, concertar, de todas las maneras posibles con la oposición. Las reformas eran populares y podían defenderse políticamente.
Sin embargo, nadie sabía de los planes siniestros de Vladimiro Montesinos quien convenció a Fujimori de tener el apoyo de las Fuerzas Armadas para dar un golpe de Estado. No había pues necesidad de desgastarse en las negociaciones que la democracia impone. El poder concentrado facilitaría – en la lectura dictatorial – una reforma del país (que ya se había dado) sin que esta se pusiera en peligro. Montesinos tomó como excusa, para convencer a las Fuerzas Armadas, la posibilidad de la derogatoria de decretos legislativos que les daban amplias – e inconstitucionales – facultades en zonas de emergencia. Con eso, fijo fecha para el golpe.
La noche del domingo 5 de abril yo esta dormida. Me despertó el teléfono. Era mi madre diciéndome que el Presidente había cerrado el Congreso. Recuerdo haberle dicho que la Constitución sólo permitía cerrar la Cámara de Diputados  con la censura de dos gabinetes. !Es un golpe! me aclaró mi madre. Prendí la televisión. Repetían el mensaje de “disolver”, “disolver” y luego se leía el comunicado de apoyo de las Fuerzas Armadas. No había nada que hacer. Teníamos, una vez más en nuestra historia, un golpe de Estado pero con particularidades que luego fueron copiadas en la región. Fujimori creo el modelo “autogolpe” que tiene como su peor legado la destrucción de la política como instrumento de gobierno, sustituyéndola por la imposición de la mayoría, el secretismo y la corrupción inevitable en el camino a la autocracia.
Minutos después del impacto en televisión, recibí otra llamada y tuve ya la certeza que el Presidente del Consejo de Ministros había renunciado. Fue un alivio. En medio del jubilo generalizado, yo perdía mi trabajo, pero estaba tranquila. Recuerdo que muchos me decían “los que son abogados no están de acuerdo por cuadriculados”. No se si lo era. La verdad es que apenas tres años antes me había parado delante de un crucifijo y había jurado en una ceremonia pública defender la Constitución por el resto de mi vida. Un juramento obliga. Es verdad también que el Congreso era un desastre, lleno de manipuladores y obstruccionistas, abocados a salvarle el pellejo a Alan García o a defender un modelo económico quebrado e insostenible. Pero, ¿acaso los Parlamentos que siguieron fueron mejores? “Se lo merecen” era el grito popular, de eso no hay duda. Pero sabiendo que a Cristo lo crucificaron por mayoría, estas no siempre tienen la razón. El remedio siempre fue peor que la enfermedad.  Además, no era pública la ya poderosa influencia de Montesinos a quien los Ministros jamás vieron. Mucho, se supo años despuès, cuando ya lo controlaba todo.
El 6 de abril, sin medios libres, los rumores corrían por la ciudad. El escape de García, el secuestro de Gorriti y otros periodistas. La organización de un Congreso paralelo para hacer juramentar al Vice Presidente que estaba fuera del Perú y no sabía nada.  Se intento restaurar la democracia, eso también es verdad,  pero el pueblo quería su dictadura, las fuerzas armadas querían su dictadura y Fujimori les dio lo que pedían. Todo esfuerzo para lograr lo contrario fue tremendamente impopular y los medios se allanaron a la realidad, antes que seguir soportando la censura. Sólo en mayo, presionado ante la OEA, Fujimori tuvo que comprometerse a convocar elecciones libres y respetar sus resultados para conformar un nuevo Congreso, al que se le dio poderes constituyentes.
Trabaje unos meses más para PNUD porque había el compromiso de entregar un documento – con la data hasta el 5 de abril, como escribimos claramente – para que este se archivará como uno de los tantos intentos fallidos de reformar el Estado. Participe en otros, con otros organismos internacionales, antes de hartarme de intentarlo y huir al periodismo, pero esa es ya otra historia.

Cuando la verdad importa poco


Un blog de política independiente

12 mayo, 2017

Cuando la verdad importa poco

Foto: La República
Foto: La República
Jerónimo Centurión fue reportero del programa “La Ventana Indiscreta” hace muchos años. No hemos trabajado nunca juntos y lo conozco muy poco. Sin embargo creo, que su indignación merece mayor difusión  de la que ha merecido.
Hay un grupo de periodistas que, sin mucho éxito, han tratado de vincular a Ollanta Humala con un genocidio. Lo han hecho en concierto, justo cuando Alan García aparece como AG en una agenda de Marcelo Odebrecht al lado de la palabra “Olmos” y de la cifra de 1 millón. Sus razones tendrán. En el caso de Cecilia Valenzuela no me sorprende. De su cercanía al Apra en los ya lejanos tiempos de los Petroaudios y su capacidad para mentir (sin jamas disculparse) tengo prueba plena. He sido su víctima en mas de una ocasión. Su mayor castigo es que a estas alturas, nadie le cree. Supongo que el director del El Comercio tomará las medidas habituales en este caso, las mismas que tomó con Martha Meier o con Monseñor Cipriani. Si alguien miente en una columna se va. Eso fue lo que dijeron en esos casos. Veremos si hay consecuencia o no.
En todo caso Jerónimo Centurión  tiene mucho que contar. Le cedo la palabra. Aquí un texto escrito por él que me autoriza a publicar.

Madre Mía
El periodismo de investigación no es complicado, pero exige rigor, precisión, cruce de fuentes y esto implica tiempo y recursos.
Podemos estar convencidos pero sin evidencia contundente no podemos publicar.
La reputación de una persona, no importa quien sea, nos exige ese nivel de solidez. Eso lo saben muy bien quienes han ejercido el oficio y lo sabía Cecilia Valenzuela cuando el 2006 decidió no difundir el testimonio del señor José Ponce Ruiz, el “nuevo testigo clave” del caso Madre Mía.
La historia comienza en el verano de 2006, cuando Humala, el candidato que generaba pesadillas al empresariado limeño, lideraba todas las encuestas y tenía asegurado su pase a segunda vuelta.
En ese contexto, una fuente le contó a Valenzuela que había ubicado a un militar del círculo del capitán Carlos, quien habría participado de sus crímenes y enterrado sus víctimas. Es decir, una bomba.
Valenzuela me delegó el reportaje. Viajé a Tocache y de allí a un poblado donde sin mucha dificultad, yo y mi camarógrafo, Juan Carlos Vera, ubicamos al testigo José Ponce Ruiz.
Ponce decía sentirse indignado porque un criminal como el capitán Carlos, a quien identificó claramente como Humala, postulaba a la presidencia. Según él, se trataba de un loco impulsivo capaz de cometer las peores atrocidades.
Ponce contó por ejemplo, que en 1,992, cuando un amigo de Humala fue asesinado por los terroristas, Humala reaccionó ordenando enterrar vivas a 18 personas inocentes.
El presunto ex militar habría participado de estos crímenes, por eso la importancia de su testimonio. Como tal, Ponce relata que a Humala le informaron que un grupo de madereros estaban proveyendo armas a los terroristas. Según Ponce esto habría enloquecido al hoy ex presidente, quien enfurecido fue a buscar a un grupo de 62 madereros, entre ellos mujeres y niños y los obligó a cavar su propia tumba. Culminada la tarea, fusiló a la mayoría y otros fueron enterrados vivos.
Ponce accedió a viajar a Lima y brindar su testimonio ante la fiscalía. Junto a Gilberto Hume, hoy director de Willax, coordinamos con la fiscal a cargo y sobre todo, con el jefe del Instituto de Medicina Legal, Luis Bromley. Ellos le dieron la máxima prioridad al tema, al punto que conseguimos en tiempo record dos helicópteros para buscar los cuerpos.
Sin embargo, un día antes del viaje, el testigo desapareció. Se encontraba en un hotel en Jesús María, le pedimos que no salga de allí. Pero lo hizo y nunca más lo vimos.
¿Por qué se fue? Especulo dos hipótesis. A) El nacionalismo lo capta y neutraliza. B) El testigo y la persona detrás de él, no esperaban que la fiscalía reaccionase tan rápido y huye porque su mentira quedaría al descubierto, lo que, a pocas semanas de las elecciones, hubiese tenido un efecto boomerang y habría beneficiado a Humala.
No lo sabemos. Lo concreto es que, paralelamente a las coordinaciones con la fiscalía, le había pedido a José Vargas, director de comunicaciones del Ministerio de Defensa en ese momento, que me diera información de Ponce.
Una semana después de la desaparición, con el reportaje listo, Vargas me informó que no existía ningún registro de Ponce en el ejército. Habían registros de soldados en esa zona con mayor antigüedad, pero no el de Ponce.
Lo que sostenía el testimonio de Ponce era su proximidad formal con el acusado, un militar que estaba bajo su mando. Habían más temas por investigar, cruzar y corroborar. Pero su identidad era lo mínimo y Valenzuela, a regañadientes, lo entendió.
El ex jefe del Instituto de Medicina Legal, Luis Bromley, me contó luego que el testimonio de Ponce ante la fiscalía no era sólido, él habría dicho que fue torturado, pero en su testimonio, según el experto “ hubieron elementos anatómicos forenses que no eran lógicos y nos llevaron a desestimar ese testimonio”.
Nunca más supimos de Ponce y su testimonio perdió interés debido a que García alcanzó su segundo gobierno y el miedo o paranoia pasó.
Once años después, Hume desde Willax y Valenzuela desde El Comercio, respectivamente, difundieron y respaldaron el testimonio de Ponce, cometiendo graves errores y mentiras.
Pese a tener el material en exclusiva, no se tomaron un tiempo mínimo para investigar y atar varios cabos. Por ejemplo, ¿Volvieron a ir a Tocache y al menos intentaron averiguar donde está Ponce hoy? ¿Intentaron al menos ubicar a alguno de los familiares de los 62 madereros presuntamente asesinados? Son bastantes rutas para comenzar a investigar y así podríamos seguir.
Yo no digo que el testimonio sea falso, sólo le pido a Hume y Valenzuela que tengan un poco del rigor de antaño, sino, paradójicamente, terminarán beneficiando a Humala.
¿Por qué se apresuraron en sacar este reportaje en este instante? ¿Por qué mienten al decir que el reportaje no salió por falta de un abogado cuando todo el equipo de La Ventana Indiscreta sabe que el informe no se emitió por el tema del carné?
¿Por qué siguen mintiendo cuando ensayan otra razón y dicen que el reportaje no salió porque se enteraron que éste apareció en el Partido Nacionalista, insinuando que yo lo filtré? No debieron haberme despedido en ese instante y no convocarme para que me asocie en su nuevo proyecto mediático?
¿Qué o quién los empujó a actuar con tanta prisa y falta de rigor? Acusar a alguien de genocidio requiere un mínimo de rigor, que pena que lo hayan olvidado, Madre Mía.

LAURELES DEPÒRTIVOS PARA CARLOS SALAZAR MORENO

  LAURELES DEPORTIVOS PARA CARLOS SALAZAR MORENO-XVIII       Hoy se llevo a cabo una ceremonia muy especial y diría única en estos tiempos. ...