viernes, 14 de agosto de 2020

FUERON MIL DIAS

 Apreciados señores de la XVI CMLP, les comunico que mi padre Rodolfo Mendoza, se encuentra mejor de sus males, Lima le afecta mucho por eso la sierra es para él su mejor lugar de recuperación. Les publico la narración que me envía para ustedes y la Asociación Leonciopradina. Envía saludos y lo mejor para todos ustedes. Un abrazo estimados hermanos de mi padre.

 

Atentamente,

 

Marco Mendoza G.

 

 

FUERON MIL DÍAS

 

Fueron mil días, sí, como lo decía el Pucho Vignolo, no hablaba de tres años sino de mil hermosos e inolvidables días en los que mantuvimos una maravillosa hermandad, entregada a su vida militar. Una vida castrense vestidos con el uniforme de la patria, aprendimos a ser solidarios primeramente y poco a poco llegamos a ser verdaderos hermanos de sangre.

Han trascurrido muchos años desde aquel inolvidable mes de Marzo de 1959 y sin embargo jamás podemos dejar de recordar nuestras alegres vivencias de lozana adolescencia y juventud, también hubieron momentos de tristeza que nos hicieron tener experiencias que ayudaron a madurar a ese escuadrón de soldados al que pertenecíamos. Llegamos a nuestra alma mater con mucha ansiedad por vestir el bello uniforme de botones dorados con gorra blanca, qué sorprendente realidad al vivir verdaderamente el ciclo de novatos o perros como se les dice al recién ingresado, llenos de sorpresas, angustias y añoranzas por nuestros hogares, pudimos soportar y superar aquellas viejas costumbres de cadetes superiores que vivieron y continuaron con ellas, aplicando con insistencia el bautizo obligatorio que también ellos vivieron en sus primeros meses de incorporación, sin embargo fuimos también capaces de soportar estoicamente esas añejas tradiciones que se iniciaron desde las primeras promociones que si las analizamos bien, podemos decir con seguridad que las mismas sirvieron para fortalecer nuestro carácter, al tener en ese año maravilloso la suficiencia para salir adelante superando vicisitudes que nos enseñaron a ser fuertes y no amilanarnos al enfrentar la vida del mañana que nos esperaría más adelante.

Suspiro hondamente aquí en mi lugar de reposo obligatorio por los males que me aquejan y me digo que fui feliz, muy feliz en esos mil días que ninguno de nuestra grandiosa promoción ha podido olvidar y que guarda con mucho cariño en sus corazones. Parece mentira pero a pesar de los años aún sentimos el olor a betún, a jabón carbólico, a cera, a alquitrán con lo que marcábamos nuestras prendas, a la grasa con la que cuidábamos nuestro fiel compañero, el fúsil Máuser y sobre todo ese inolvidable olor a mar con el que vivimos nuestros mil días de vida leonciopradina. Todos fuimos iguales, todos vestíamos el mismo uniforme, todos nos alimentábamos con la misma comida que nos  servían diligentes encargados en el comedor, todos vestíamos los mismos pijamas y descansábamos en la misma litera de dos pisos, todos ya sentíamos en su momento ese amor de hermanos, ese cariño a nuestro viejo cuartel Guardia Chalaca, llegamos a asimilar la vida militar que se iniciaba cada mañana después del toque de Diana para correr hacia el patio central y dar el saludo correspondiente y llamado de asistencia de todo el batallón de cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado.

 

-       ¡BATALLÓN DE CADETES BUENOS DÍAS!

-       ¡BUENOS DÍAS!

-       ¡SUBORDINACIÓN Y CONSTANCIA!

-       ¡VIVA EL PERÚ!

-       ¡ATENCIÓN A LA LISTA!

-       ¡ATENCIÓN¡

Hoy, cada año, cada mes de Agosto nos volvemos a ver y juntos llenos de algarabía nos abrazamos, recordamos, sí, a pesar de los años a pesar de los males que podamos estar pasando volvemos a abrazarnos y como en ese entonces de los sesenta revivimos el gran cariño que no fenece a pesar de distancias, caminamos los compañeros de camarote, de cuadra, de aula, de formación, de la decimosexta promoción con el corazón gozoso que emana amor fraterno llenos de nostalgias por los lugares en que muy jóvenes caminamos cada mañana después de la diana o cada noche en los turnos de imaginaria. Fueron mil días inolvidables, jamás dejaremos de tener en nuestras mentes y corazones las marchas de campaña sabatinas, la chacota en las aulas antes de iniciarse las clases magistrales de nuestros excelentes profesores, la santa misa con nuestro asesor espiritual Harold Griffiths Escardó, las noches antes y después del toque de Silencio en las que se planeaban nuestros futuros, las tardes deportivas en nuestro estadio donde se hicieron grandes atletas que dieron lauros de campeones a nuestra alma mater y el Perú. Imposible olvidar momentos tan significativos, están muy adentro de nuestros cansados pero efusivos corazones llenos de amor fraterno que siempre, cada año se rejuvenecen al volver a estar en nuestro viejo cuartel que albergó a una grandiosa promoción cuyos componentes en cada reencuentro anual volvemos a esos maravillosos mil días, en los que compartimos diversas emociones de novatos, alegrías y  tristezas, satisfacciones militares, además complacencias educativas y sobre todo un gran sentimiento de hombres…el amor fraterno leonciopradino, que llevamos todos en lo más profundo de nuestro ser. Este año lamentablemente por motivos del flagelo de la pandemia que ataca a todo el mundo, no se realizará el reencuentro anual ni el desfile militar, lo que haremos es cerrar nuestros ojos y sin escuchar esta vez el grito militar de nuestro querido teniente Víctor Aguirre…“Visto tal punto”, veremos, sí, veremos a toda la gran decimosexta  promoción, única como siempre y prestos al desfile marchando al frente nuestra gloriosa escolta con nosotros que los seguiremos como cada año, rememorando grandes presentaciones de los años maravillosos.

Están presentes en nosotros cada uno de los mil días en que tuvimos la dicha de compartir inolvidables vivencias que siempre están presentes en nuestros más bellos recuerdos de una juventud que tuvo la oportunidad, el esfuerzo y la satisfacción de conformar una de las promociones más unida de todos los tiempos. Nuestro añorado cuartel Guardia Chalaca con sus cuatro viejos muros está siempre en las retinas de cuatrocientos, ahora, veteranos que guardan en sus corazones una etapa tan sublime que a pesar de ya no levantarnos cada día con el toque de Diana, vivimos siempre sintiendo que seguimos estando juntos y prestos al llamado de formación… para gozar de una… “Salida General”.

 

Sí querido Pucho, así como tú lo decías… fueron… Mil días maravillosos en nuestro inolvidable… Colegio Militar Leoncio Prado.

¡SEGUIREMOS BRILLANDO, SIEMPRE, COMO AZUL HOGUERA!

 

Rodolfo Mendoza

    XVI CMLP


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