TUPAC AMARU:
SERPIENTE RESPLANDECIENTE
Túpac Amaru I, nació
en cuzco en 1545, es el nombre del último inca de la dinastía rebelde de
Vilcabamba, hijo de Manco Inca, se levantó contra los españoles, fue derrotado
y ejecutado el 24 de setiembre de 1572. En quechua, Túpac Amaru significa “serpiente
resplandeciente”.
Dos siglos después,
el 19 de marzo de 1740 nace José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru II), en el
cacicazgo cuzqueño de Surimana, como hijo de la legítima unión del cacique
Miguel Condorcanqui Usquiconsa con doña Rosa Noguera Valenzuela, descendiente
directo por línea materna de la dinastía real de los Incas, por ser tataranieto
de Juana Pilco-Huaco esposa de Diego Felipe Condorcanqui, hija del último
soberano Tupac Amaru I.
La palabra “Túpac” (y
su variante tupak) viene del quechua (tupaq) que quiere decir: noble, preclaro,
excelso, magnifico, brillante, perínclito // que se encuentra con otro, u otros
en combate //Que lucha o choca con otro u otros en combate. Es un nombre que se
repite en la historia de la sucesión de los incas: Túpac Yupanqui (1440-1493),
Túpac Hualpa (1500-1533), Túpac Amaru I (1545-1572) y Túpac Amaru II
(1738-1781). “Tupac” tiene como sinónimo la palabra quechua “Kanchariq” o
“Rauraq” que significa también: resplandeciente.
La palabra “Amaru”, como
sinónimo de “Mach’agway” significa en quechua: serpiente. Culebra de
gran tamaño, en la época incaica era un tótem símbolo de la sabiduría, en las casas del saber (Yachay Wasy), una construcción típica inca con muros de piedra,
revestido con planchas de oro era adornado con la figura simbólica de la
serpiente. En la mitología inca, amaru, amaro (quechua) o katari (aymara) es
una enorme serpiente bicéfala subterránea asociada con el agua y el cambio
súbito y violento del orden establecido.
Es importante tener en cuenta, que el quechua
como idioma aglutinante, se puede interpretar de manera variable en forma
metafórica y alegórica.
Por ello, dentro de la cosmovisión andina, el
Amaru representa el comunicador del cielo y la tierra, primero como una
descarga eléctrica que va a la tierra luego como serpiente, agua o río. Del
Hanan Pacha (Mundo Celestial), pasa por el Kay Pacha (Mundo Actual) al Ukhu
pacha (Mundo Interno o madre Tierra).
Harry Chávez (Lima, 1978)
Artista Plástico, en una de sus célebres exposiciones: “El mito de la serpiente resplandeciente”,
explica que su exposición se inspira, en el significado de la palabra “Túpac
Amaru II”, señala, como uno de los mitos que se mantienen vigentes y cobra
vigor de manera cíclica en nuestra sociedad, del ser que representa la fuerza
creativa y revolucionaria de esta tierra. Que está esperando en el imaginario
colectivo para encarnar de nuevo y terminar su promesa de liberación y soberanía.
Entre tanto, José Luis
Villanueva Victorio (Lima, 1976), escritor, ganador de la 8a Bienal de Novela
Premio Copé 2021, de Petroperú. Con la novela “La serpiente resplandeciente”,
sobre la gran rebelión de Túpac Amaru II, dice:
“Túpac Amaru pudo haber
triunfado, pero tuvo varios errores estratégicos. Y es que también había mucha
desunión, sobre todo de los curacas. Si Mateo Pumacahua se hubiera unido a la
rebelión, habrían ganado, pero se adhirió a la corona. Veinte años después,
recién se volvió patriota, aunque en ese tiempo no había nación, cada quien
luchaba por su jefe. Si Túpac Amaru hubiera ganado, este país sería otro.
Seguro no habría el racismo ni clasismo de ahora”, concluye José Luis
Villanueva.
Este año se conmemora los
242 años de este trascendental hecho histórico, que marca el primer grito de
libertad y de rebelión indígena más grande del continente americano, impulsado
por José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, que abrió las puertas para la
independencia del coloniaje español.
La gesta libertaria que
lideró Tupac Amaru II, se produjo el 4 de noviembre de 1780, en, las lomas de
Wanq’oraqay, a pocos kilómetros de Yanaoca, paso obligado para ir a Tungasuca,
Canas en Cusco, es decir, 41 años antes de nuestra independencia, que abre el ciclo independentista
continental entre 1770 y 1824.
Santiago de Surco, 6 de
noviembre del 2022.
JUAN H. BENDEZU IRIARTE
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