QUE BELLOS TIEMPOS AQUELLOS

 

                                        QUE BELLOS TIEMPOS AQUELLOS!

Por:

Rodolfo Mendoza

XVI

Que bellos tiempos aquellos…que nostalgia y que lindo recordarlos. Caminaba bajo la lluvia, como siempre, como me agrada, mi rostro y cabello mojados y sin embargo mi mente estaba en el pasado…Sí, en los bellos tiempos aquellos. 

La barca, aquella barca en la que nos convertiríamos en navegantes de una bella historia, aquella barca de la que nunca jamás quisimos dejar de remar, aquella barca en la que llegamos a amarnos como verdaderos hermanos de sangre… ya partía del puerto de las ilusiones; algunos llegábamos retrasados, la despedida de las noviecitas de entonces nos hacían suspirar, sin embargo felices abordamos la nave para hacer realidad nuestros sueños hermosos, nuestros compromisos con el destino que nos uniría eternamente, conformando una de las promociones más unidas de todos los tiempos en el Colegio Militar Leoncio Prado.

- ¡Berguido, Young…que esperan carajo, corran, corran, que ya se levantó el ancla de la Decimosexta!... ¡¿Se la quieren perder?!

- No mi Teniente, es que sabe qué…veníamos del aeropuerto y la llanta del carro reventó y…este…

- Ajá, mosca, sabidito, palomilla, ya estás en el Perú y ya veremos en el periodo de adaptación.

Imposible, nadie quiso perderse la oportunidad de ser un leonciopradino, de pertenecer a la gran dieciséis, de vestirse de soldado, de conocer y compartir sudor y lágrimas perteneciendo a una promoción que sigue marchando, trotando, rampando, al paso ligero, al paso de desfile, llegamos chiquillos de todas las sangres, desde el interior del país, de barrios ricos y pobres, así como de lejanos países como Panamá, Bolivia y Venezuela. Todos llegamos a unir de verdad nuestras sangres, que sigue corriendo por nuestras venas, con el mismo amor desde aquel año tan especial para nuestras vidas, tanto así que un nieto de un hermano de nuestra decimosexta sigue sus estudios universitarios por una beca otorgada por un componente de la legión extranjera. 

¡Que bellos tiempos aquellos…que nostalgia y que lindo recordarlos…!

La angustia de ver el cuadro de méritos ya había pasado, ya estábamos de beige con botas negras y cristina con el rombo celeste, las vacas y chivos aún no estaban en el viejo cuartel que nos albergaba momentáneamente sólo a nosotros, únicamente los monitores nos masacraban haciéndonos marchar mañana, tarde y noche.

- Pucha, para que postulé carajo, si lo hubiese sabido ahora estaría en casita comiendo las exquisiteces que me prepara mi viejita y no ese “engrudo” en el desayuno o ese locro que nos dan en la noche y para remate ya me duelen las patas de tanto correr y marchar…por la put…

Los pitiones de siempre, me hacen reír, ya que cuando nos tocó entregar nuestras prendas que obligaba el reglamento militar al terminar nuestros estudios, eran los que más lloraban de nostalgia, sí… esa nostalgia que perdura, que duele, pero que nos hace vivir siempre en el pasado hermoso de una juventud que se reencarna cada viernes, cada año en los reencuentros, cuando felices volvemos a estar cada semana por las noches en nuestro rinconcito de San Borja al lado de Daniel Mojovich y con todos los que se hacen presentes para volver a estar juntos como en las noches en las cuadras y recordar momentos tan significativos como cuando en el patio central demostráramos ser los mejores marchando al paso de desfile…Como nos extrañan los malacates, las cuadras, las aulas, los arcos del estadio donde Gasparín Duffó, demostró siempre ser un hombre elástico, su talla superada por nuestro campeón sudamericano el gran guarda piolas Alfredo Deza impidió que estuviera como titular…qué tiempos aquellos tan lindos en que éramos no sólo buenos estudiantes sino además grandes deportistas. Recuerdo cuando César Hübner gritaba desaforado…

- ¡Corre, corre Marusic…corre Marusic que ya eres campeón…corre carajo…corre, corre… que a Pepe Lira lo dejaste muy atrás!

Se ha hecho de día y los campos lucen hermosos con la luz del sol que ilumina los verdores de las riberas del río Mantaro, así como los colores tan bellos de las flores que me hacen recordar las que veía crecer en los jardines del viejo cuartel Guardia Chalaca y que con gran esmero cuidaban los jardineros de aquellos lindos tiempos que han quedado impregnados en nuestras mentes y corazones con mucho amor de jóvenes estudiantes.

- Zambitos, estoy de imaginaria y ustedes están reunidos a estas horas, son ya las tres de la madrugada, si nos pescan seguro me darán hasta tres privaciones de salida de paseo…vamos Carlos, Barbón, Kike, Charlotte, Lalo tú eres de la segunda, está bien que yo sea tranqui pero ya… ¡A sus cuadras carajo…!

- Ya pe Fransuá, estamos haciendo planes para el futuro, no te malees, pero sí, tienes razón no vayan a castigarte por nuestra culpa….muchachos mañana…continuaaaarrrr…. 

Las aves son inquietas y siempre su anhelo es encontrar nuevos paisajes por lo que abren sus alas y empiezan con el aleteo de la despedida, del hasta pronto, que con firmeza las hacen volar y volar en busca de esos lindos rumbos para hallar sus propios destinos. 

Eran los llamados ahora “La legión extranjera”, sí, hermanos cuya visión estuvo en hacer la América y lo hicieron para beneplácito no sólo de ellos sino además para nosotros su querida promoción, de quienes jamás se olvidaron, tanto así que siempre están cada año para los reencuentros, para los juegos deportivos de la Asociación Leonciopradina, donde nuestra Decimosexta obtiene con pundonor medallas de oro, plata y bronce en las distintas disciplinas deportivas en las que competimos con el mismo ardor, fuerza y calidad de campeones de antaño. Durante seis meses volvemos a vernos y gritamos desde las gradas de nuestro estadio las vivas y arengas para nuestros grandes deportistas, cada promoción retorna a sus bellos tiempos y vive nuevamente su linda etapa de estudiante de caballero cadete. 

Años maravillosos, que bellos tiempos aquellos…es lindo recordarlos, así escuchando “Maksim – Somewhere in time”, haciéndonos recordar a eximios cadetes pianistas cuyas interpretaciones gozábamos en el auditorio de nuestro querido plantel, sí, el Colegio Militar Leoncio Prado, cuna de excelentes profesionales que destacan en el Perú y en el extranjero. Cierro mis ojos y duermo, sueño y vuelvo a ver a la gran escolta de nuestra promoción, cómo no estar orgulloso de que fueran considerados entre las mejores escoltas de Sudamérica, cómo no vivir con la satisfacción de haber compartido cuadras y aulas con grandes amigos, hermanos de sangre que estemos donde estemos sentimos todos el mismo amor fraterno que nació para perdurar hasta siempre, hasta más allá de la vida misma…eternamente. 

Volvemos siempre a nuestras aulas y cuadras que guardan grandes anécdotas y recuerdos imperdurables que guardamos en el corazón, así como también nuestra pista central donde volvemos a demostrar que seguimos siendo aún los mismos militares de años hermosos de una juventud anhelante de encontrar un gran porvenir para el bien de nuestra patria, podemos estar impedidos físicamente pero nuestro valor que se conserva intacto nos hace estar presentes en las filas de nuestro batallón con ese inmenso amor a nuestra patria y nuestro viejo cuartel.

Gallardos tan igual que los años maravillosos, precisión en cada paso, oigan escuchen, vean a la gran Dieciséis…está de retorno…está presente…en su alma mater el… Colegio Militar Leoncio Prado.

Me aguarda siempre una roca muy cerca de mi lugar preferido en los montes de mi bella sierra peruana, donde voy siempre para volver a vivir mis tiempos aquellos tan bellos, me siento en ella y mirando el infinito, el hermoso cielo estrellado, retorno, sí, retorno al patio de las cuadras de tercero y miro a mis amigos tan igual como si fuera ese año inolvidable de 1959, caritas llenas de angustia, felices otros como Carlos Verano, yo desde un rincón observo y los miro tan igual como ese gran día y sé que llegará el momento en que volveremos a estar juntos todos con Carecostra que tendrá lista su libreta y lapicero para las papeletas que se ganarán O´Hara, Deza y Bosanic.

En un lugar especial que tiene el almacén de nuestro viejo cuartel, se guardan de la decimosexta promoción, las fornituras, tahalí, correajes, cascos, cantimploras, mochilas, mamelucos de campaña, bayonetas y el gran compañero nuestro a quien tendríamos que cuidar como a nuestra propia alma que es lo que nos enseñaba el teniente Oswaldo Sandoval de la sexta promoción… el fusil Máuser, todas esas prendas y armamento aguardan, esperan con nostalgia, saben que llegará el día después del toque de Diana en que todos llegaremos para tomarlos y vestirnos nuevamente de beige con borceguíes negros y fusil a la bandolera, emprenderemos juntos, como siempre, con ese espíritu guerrero siguiendo a nuestro oficial Víctor Aguirre Moreno para la gran formación general, pasar revista, y con energía, porte militar, y henchidos los corazones saldremos, como entonces, por la puerta de la avenida Costanera marchando al paso redoblado con el mismo porte de aquellos años tan bellos y que es lindo recordarlos, rumbo a la gran maniobra militar que emprenderemos hacia el cielo…unidos por la misma sangre, juntos como siempre de hermano a hermano…llenos de gozo espiritual con la satisfacción de haber buscado siempre en nuestras vidas la excelencia aprendida emprenderemos así nuestra marcha de campaña …con la bendición de Dios nuestro Señor.

¡SEGUIREMOS BRILLANDO, SIEMPRE, COMO AZUL HOGUERA!

Rodolfo Mendoza

XVI CMLP