martes, 19 de agosto de 2025

¡EL ADIÓS DEL GENERAL A SU CMLP!

 



Las 20:00 horas y el general llega al portón de su alma mater y no había quien lo atienda, camina dando vueltas y vueltas hasta que el rugir del mar lo hace cruzar la pista y mira con nostalgia el surcar de naves que van y vienen y retorna a su mente días y noches felices   de hermosos recuerdos de juventud.

“Inmenso mar de Miguel Grau, si supieras cuánto extrañamos esos tres maravillosos años  en que tus olas reventaban en la orilla de La Perla, ese inolvidable sonido hasta hoy está muy profundo en nuestras mentes, fueron despertares  primeramente con angustias de novatos para después convertirse tu virulento rugir, en compañero de nuestras alegrías a la orden de salida general y también una fiel compañía de los castigados de fin de semana debido a travesuras de jóvenes que vivíamos la más hermosa experiencia militar y que añoramos por siempre con amor de estudiantes”.

-        ¡Oiga señor, sí qué desea, a esta hora no podemos atenderlo!

Al volver a cruzar el general, la tenue luz nocturna de los postes dejó ver su desencajada faz y ojos llenos de profunda tristeza y…

-        A lo orden mi general, sí lo reconozco señor, estuve a su servicio en provincia, soy el suboficial que está de servicio, lamento mucho, pero las ordenes son estrictas y no lo puedo atender.

-        Mira soldado, olvídate de mis galones y un excadete de este colegio te pide que lo dejes pasar, sé que mañana lo derrumbarán y anhelo despedirme de sus instalaciones, comprende, fueron tres años que jamás se borrarán de nuestros corazones. No es una orden sino una solicitud que espero la comprendas.

-        Sí mi general, cumplo tres años en este colegio y también a pesar de mejoras… duele señor, duele. Pase usted, pero no lo puedo acompañar, debo estar en la puerta principal.

-        ¡Gracias, muchas gracias…Dios te premie soldado!

 


-                  

Era tanto el sentir del alto oficial que el frío intenso nocturno no lo afectaba, su corazón latía intensamente, el tenue alumbrado de los viejos postes hacían más triste la noche…la última noche del gigante de La Perla – Callao, que había albergado a 69 promociones, de jóvenes que siguen dando excelentes ciudadanos a nuestra patria, el Perú de Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte, Abelardo Quiñonez y tantos otros de ayer y hoy.

La Pista Central con su eterna baja luz en noche fría que hacía calar los huesos del general, le traían a su mente la primera noche del internamiento y que, con su Decimosexta Promoción, tuvieron que marchar y marchar durante horas el día de la incorporación. Fue el general uno de las secciones de menor edad que con pundonor a pesar del dolor de las piernas no dejaron notar su cansancio y a cada orden levantaban sus piernas en señal de no estar cansados, sus rostros mojados por el sudor los cegaban, pero fueron aprendiendo el sentido de la ubicación y sin la experiencia que da el tiempo no se desubicaron, las primeras secciones ya flaqueaban por levantar más las piernas ya que eran los que iban al frente. Los técnicos que pertenecían a quinto año no aflojaron en sentimientos, ellos también pasaron lo mismo y exigían más y más, cuando ordenaron… ¡Alto!



Los inolvidables enanos, así los comenzamos a llamar a los hermanos que pertenecían a la décima, novena y octava sección, estaban listos para reanudar la “marcha de bienvenida”, que dirigían los monitores como bautizo al igual que ellos también pagaron por ser novatos en 1957.

Tétrica y oscuras las cuadras de tercer año, habíamos recibido en el día nuestros pijamas y supimos aprender el cómo se tendían los camarotes al estilo militar, se nombraron a los cadetes que harían el servicio de imaginarias – cuidadores del orden y seguridad de sus compañeros de sección – Se le cayeron sus lágrimas al recio militar que visitaba sus cuadras de tercer año y pudo ver nuevamente las travesuras de Solimano, Cordero, Couturier, Delgado, Caro y otros hoy excelentes profesionales que siguen en su mente y corazón.

                     


Llegó a la parte tétrica del querido colegio militar, sí, de noche era de respeto la parte de las aulas, piscina y cancha de Tenis. Pasó y se arrodillo en la efigie de Jesucristo, el lugar que correspondía al recinto del padre Harold Griffiths Escardó. Lugar en donde cada vez que se avecinaban los exámenes nos arrodillábamos, orábamos para que se nos diera la oportunidad de aprobar nuestros exámenes bimestrales.

Dio las gracias a nuestro Dios bueno y generoso por haberle dado la oportunidad de pertenecer al amado CMLP y también haber logrado el más alto grado en su carrera de oficial del Ejército del Perú. Se volvió a ver cuándo gozaba de la piscina del colegio y sobre todo del gran día de salida ya uniformado de cadete leonciopradino, altivo con prestancia y guantes blancos luciendo el uniforme de tres hileras de botones dorados, un sueño logrado a base estudio y disciplina.

Tantos queridos hermanos de promoción que dejamos de ver desde 1961, juramos que siempre estaríamos unidos y lo estamos cumpliendo, jamás quedamos sin dirigencia, que son los hermanos encargados de estar siempre en mantener unida a la promoción, siempre reuniéndonos cada cierto tiempo en actividades que nos hacen volver a los años felices. No existen diferencias entre nosotros, seguimos siendo siempre tan igual al año 1959. Cada reunión seguimos de beige y botas negras, con las caponas celestes, guindas o negras y además con el mismo hermoso sentimiento de ejemplar hermandad. Las distancias originadas por la búsqueda de nuestros propios destinos no es impedimento alguno para no estar siempre en lindas reuniones que son la continuación de nuestra unida XVI CMLP.

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El general caminó como en sus bellos tiempos, por todos los lugares que ocupamos como estudiantes, como soldados, como deportistas, inclusive como cabreados y tirar contra. “Gracias Dios mío por haberme ayudado a pertenecer a una de las mejores promociones de mi alma mater, gracias por haberme dado tu gracia de cumplir mis sueños de ser leonciopradino y militar de carrera profesional” y como buen varón apretó sus labios y no dejó caer sus contenidas lágrimas y ya podía volver a su hogar. Logró ver por última vez como conoció, habitó y amó a su querido colegio, al siguiente día derrumbarían casi todo el CMLP, únicamente quedaría de pie el pabellón Central, nuestro general no podía dejar de ver por última vez a su querida alma mater tal como la conoció, ocupó y vivió sus mejores años de existencia, al colegio que tanto soñó vestir su uniforme, anheló y cumplió en decirle adiós a sus cuadras, aulas y los diversos lugares que todos mantenemos en nuestra mentes y sobre todo en nuestros corazones. Al ya salir encontró en la puerta principal a un pequeño contingente de soldados que le hicieron un callejón de reverencia militar a quien vino a decir adiós a lo más hermoso de su vida. Frunció el ceño y altivamente pasó por en medio de la formación de honor saludando militarmente a los soldados de la guardia, que le brindaron un merecido reconocimiento de honor a un excelente excadete del Colegio Militar Leoncio Prado.

 

            

  ¡Seguiremos brillando, siempre, como azul hoguera!

 

       


       






Rodolfo Mendoza

      XVI CMLP

 

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