domingo, 15 de octubre de 2017

Los leonciopradinos de los viernes


Emoción, preocupaciones, satisfacción, decisión y también sueños, muchos sueños, traían los adolescentes de 1959 que habíamos logrado ingresar al Colegio Militar Leoncio Prado, para conformar una de las promociones más unidas de todos los tiempos, la Decimosexta de Héctor Wong, Alfonso Rivas Plata y Daniel Mojovich.


Al vestir el uniforme beige de soldados, con los borceguíes que se usaban por primera vez en el CMLP, nos sentíamos satisfechos de haber logrado el primer sueño, el anhelo de ser un caballero cadete leonciopradino. Fue riguroso el aprendizaje castrense, marchas forzadas, ejercicios con el fusil Máuser, disciplina, orden cerrado, respeto y obediencia al superior. Fueron primero cansados y sudorosos los ejercicios de marchar y marchar todo el día y la noche, fueron alegres, también, los descansos en las cuadras, donde comenzaban a salir las “chispas” de varios cadetes, entre ellos el inolvidable Carlos Verano, cuyos cuentos colorados nos hacían olvidar la nostalgia que sentíamos por la familia. La oscuridad de las cuadras al toque de silencio a las 21:00 horas y ver el permanente rondar del imaginaria de turno, se volvió rutinario y aprendimos a ser primero soldados y después de semanas de entrenamiento militar, nos convertimos ya, en los caballeros cadetes que al vestir el uniforme de gala, sentimos ese gran orgullo de pertenecer a la gran Dieciséis del CMLP.
Fueron tres años inolvidables por lo que vivimos y estudiamos, pero, sobre todo, por lo que llegamos a sentir…”Un sentimiento de hermandad pura en cariño, respeto, lealtad, confraternidad, fidelidad”. Existen diversas experiencias y también inolvidables demostraciones de cariño fraterno entre nuestra promoción. Una de las grandes experiencias que nos dio el CMLP fueron las diversas celebraciones de cumpleaños en una mesa especial donde se celebraba cada mes, el cumpleaños de los cadetes de tercero, cuarto y quinto año. La tertulia diaria a la hora del rancho (desayuno, almuerzo y cena) es una de las experiencias que más recordamos, quizás por ello es, que uno de nuestros hermanos, creó la reunión de los viernes de la XVI. Religiosamente, todas las noches de los viernes en un rinconcito que nos acoge con cariño, recordamos esas tertulias tan significativas que aún practicamos. 
Este viernes que acaba de pasar, se ha homenajeado a tres grandes hermanos que han cumplido años: Héctor Wong, Alfonso Rivas Plata y Daniel Mojovich, ya no se siente el gran murmullo de nuestro comedor, ya no nos miramos desesperados por recibir del camarada de turno a la hora de servir los suculentos y bien servidos platos que nos alimentaba cada día, ya no existe la rigurosidad que exigía en nuestro comportamiento del jefe de mesa, ya no vestimos el uniforme beige con corbata y caponas, pero sí continúa existiendo ese cariño, ese amor fraterno, que nos acompañará siempre. En reemplazo del bromista, del que siempre originaba la chacota en la sobremesa, está el que, sin que nos demos cuenta, está efectuando tomas que después sirven a Clicks Deportivos, para sus publicaciones semanales. Qué hermoso es vernos acompañados de nuestras esposas, quienes comparten nuestras alegrías y entre ellas, también, han llegado a sentirse leonciopradinas en amor y cariño de hermanas. 

Ya no son esas preocupaciones, emociones, satisfacciones, decisiones y sueños de aquellos adolescentes de 1959, hoy, cada viernes, nos llama, nos alegra, nos hace felices, volver a encontrarnos, volver a ser los mismos jovencitos que conformamos la gran Dieciséis. Cada noche de los viernes, es sentirnos con aquel uniforme beige con caponas celestes, cada noche de los viernes, es volver a sentir la gran satisfacción de tener a grandes hermanos, a una hermosa familia que, a pesar de distancias, físicas, sociales, profesionales, seguimos siendo los mismos soldados que aprendimos a cubrirnos durante las frías noches de invierno, de enseñarnos algunas de las clases de matemáticas que no entendimos, de apoyarnos con un sol que después nos devolveríamos en la cuadra, de acompañarnos y compartir cualquier castigo castrense que merecíamos o no. 
Cada hermano de promoción del CMLP tiene un bello recuerdo de su vida de cadete y de excadete, todos tenemos mucho que recordar entre cada uno, en esta oportunidad, qué merecido celebrar los cumpleaños de Héctor Wong, un caballero, amoroso con sus hermanos, ejerciendo una excelente labor como presidente de la promoción y como entrañable amigo. De nuestra eminencia médica, Alfonso Rivas Plata, que siempre está listo para apoyarnos en momentos de delicada salud, habiendo vuelto a nacer a muchos de nosotros, asimismo, también, nos alegra con su música y canto. De nuestro eterno delegado, nadador, tenista, velocista, utilero, masajista, etc., etc., con el único defecto -para Jorge Villalobos- de ser hincha acérrimo del Club Alianza Lima, gracias a él, nuestra querida Decimosexta, continúa siendo una de las más unidas promociones del CMLP. 
Gracias, sobre todo, a ustedes queridos hermanos excadetes, que están lejos, que están cerca pero por diversos motivos no pueden asistir, a ustedes que no dejan morir estas lindas noches de tertulias, con sus presencias, en el rinconcito que cada promoción tiene cada fin de semana, en el que volvemos siempre a ser los mismo jóvenes de una bella época de nuestras vidas, como lo hacen todos los leonciopradinos, que siguen viviendo la bella tradición heredada desde la primera promoción del… Colegio Militar Leoncio Prado.
¡Seguiremos brillando, siempre, como azul hoguera!
Rodolfo Mendoza
XVI CMLP



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