Caballeros
cadetes, un vídeo hizo que retorne a mis años maravillosos, lo comparto con
todas las promociones porque cada una de ellas han pasado por las mismas
circunstancias. Sigamos uniendo a nuestra gran familia leonciopradina.
Rodolfo Mendoza
Artículo
perteneciente a la GACETA LEONCIOPRADINA
Editor: Kique Wong VIII CMLP
¡¿TE ACUERDAS
PROMOCIÓN?!
¿Te acuerdas
promoción? Los monitores gritando, carajeando, castigando con saltos de rana y
planchas. ¿Fue todo un reto, verdad? Éramos aún mozuelos entre 13 y 15
años, esas viejas tradiciones que tuvimos que soportar y padecer, sí, padecer
promoción o no te acuerdas de cuántas veces besamos el piso cuando ya no
podíamos más con las planchas, cómo “requintábamos” a las vacas por lo bajo
¿Verdad promo?
El Colegio Militar
Leoncio Prado, alma mater de grandes hombres, allí estuvimos durante tres años
maravillosos mi querido Zambito, con cuantas ilusiones, proyectos y sueños
ingresamos, para que primero nos saquen la “michi”…”Perro cuádrate, perro
cántame un bolero que estoy enamorado, oye cancito, ven hijo, lústrame mis dos
pares de botines y límpiame bien los escarpines”.
- ¿Sabes promo? me cansé de esta vaina, me retiro, pediré mi baja, no
soporto más, regreso a mi colegio.
- Mi hermano, cuando
vi por primera vez a un leonciopradino por mi barrio, con su uniforme de muchos
botones dorados, su quepí y guantes blancos, me ilusioné y comencé a soñar con
algo que era imposible, pero mi viejita convenció a mi padre y consiguieron el
importe de los pagos para el internado. No sólo eso me impide pensar lo mismo
que tú, esto es pasajero Zambito, una vaca me ha conversado y dice que la
hermandad en que se convierte cada promoción nueva es eterna, espérate deja que
pase el mes de adaptación y verás que ya no seguirás con esa idea que no te aconsejo
hacerla. Hoy es viernes y pasarán una película y mañana saldremos a nuestra
primera marcha de campaña, será lindo, estoy seguro que nos gustará porque será
el momento de vernos como verdaderos soldados. Vamos, di que sí promoción,
somos patas y me daría mucha pena dejar de verte todos los días.
Poco a poco fuimos creciendo como soldados, los altos dejaron de marchar
encorvados y los chatos pudimos asir y manejar el fúsil Máuser, compañero fiel
durante nuestros tres años de cadetes leonciopradinos. Te acuerdas promo que
después diste las gracias a Dios por no haber pedido tu baja, fuiste campeón en
atletismo y hoy eres uno de los hermanos más admirados y queridos de nuestra
gloriosa promoción. Te acuerdas, de ese Chivo Balín, pucha que era una mole, un
ángulo recto – castigo realizado con una patada en el trasero- de él, era para
escuchar las clases de pié… ¡Jajajajajaja! Tenemos cada recuerdo que hoy
sinceramente nos da risa ¿Verdad mi hermano? Qué emoción, cuando recibimos los
uniformes de gala, para las salidas de fin de semana, esa noche no dormimos, la
pasamos probándonos y cambiando las polacas y quepís entre nosotros. Una gran
diferencia entre el uniforme beige con borceguíes y cristina con el uniforme
azulino de 21 botones dorados en el pecho, todos caminábamos y pedíamos
observaciones para no fallar en la salida y demostrar que verdaderamente ya
éramos caballeros cadetes del primer colegio militar del Perú. Recuerdo mucho
Zambito, que me contaste la impresión que sintió tu noviecita de entonces y lo
orgullosos que estuvieron mis viejitos. Inolvidables momentos que vivimos a una
hermosa edad, qué tiempos ¿Verdad? Sólo era nuestra preocupación salir invictos
en los exámenes y lucir el cordón de distinguido y mejor aún el dorado de
honor.
Así como el águila
aprende a volar, así nosotros los nuevos leonciopradinos, llegamos a aprender a
ser soldados, a aprender de las viejas tradiciones, a ser como hermanos de
sangre, a padecer mil y una vicisitud castrense y sobre todo a ser la más
hermosa familia, que empezó cuando ingresamos, cuando desfilamos, cuando nos
alejamos de nuestra alma mater y que hoy a pesar del tiempo y la distancia,
seguimos tan unidos como ese gran día en que nos incorporamos para ser una de
las mejores promociones del… Colegio Militar Leoncio Prado.
Cada uno de nuestra promoción tenía su propio mundo cuando llegaban a
sus casas, con sus padres, sus amigos y su estatus social, en el colegio que
tanto amamos, todos éramos iguales, vestíamos igual, comíamos igual, y teníamos
igual las mismas oportunidades, todo dependía de nuestra preocupación y
decisión para salir adelante en nuestros estudios. Ver este vídeo, me hace
sentir nostalgia por todo lo bueno que nos ha dado nuestro CMLP, tuvimos
instructores militares inflexibles en la disciplina castrense, así como también
aquellos que además nos trataban como familia en las horas de descanso, de
ellos aprendimos a ser comprensibles en la vida y de los inflexibles poseemos
el ser férreos con nosotros y los que nos rodean, para sacar adelante
proyectos, trabajos, etc.
Promoción tú que me lees, también recuerdas lo duro, lo alegre, lo
hermoso, lo fraterno, lo emocionante, lo triste también cuando hemos perdido
durante la etapa del colegio a hermanos que hoy están en el cielo, eso nos hizo
ser mucho más duros para enfrentar las vicisitudes de la vida que nos aguardaba
ya fuera de nuestra alma mater. Muchos de nosotros, nos casamos con nuestra noviecita
de entonces y otros después de salir del colegio y universidad, muchos
alcanzaron el éxito, con trabajo y perseverancia en el Perú así como en el
extranjero, sin embargo mi querido promoción, jamás dejamos de vernos, de
leernos, de apoyarnos, de compartir reencuentros y sobre todo desfilar como
antes, como siempre, hoy, como excadetes.
Cada lugar dentro del CMLP: las cuadras, los camarotes, los fusiles
Máuser, el malacate, las aulas, el comedor, el auditorio, la enfermería, por
más que estén guardados en los almacenes y en algún lugar del tiempo, así como
también las arenas y terreno pedregoso, fuera del plantel, conservan aún
nuestros olores, nuestras huellas, nuestros sudores y sobre todo la pista central
tiene todavía marcadas las huellas de nuestro gallardo paso de desfile, donde
dejamos nuestras alegrías, sufrimientos, aspiraciones, emoción, felicidad y el
más grande orgullo de ser todavía …los Caballeros cadetes… del Colegio Militar
Leoncio Prado.
¡SEGUIREMOS BRILLANDO, SIEMPRE, COMO AZUL
HOGUERA!
Rodolfo Mendoza
Tombitocmlp16
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