Los que estudiamos los primeros años en base a los libros editados en la imprenta del colegio Militar Leoncio Prado sabíamos de la calidad de sus profesores y por consiguiente suponíamos que el estudiar en ese famoso plantel era un privilegio lo cual era cierto. Nuestro colegio era extraordinariamente competitivo por la calidad de la enseñanza y nosotros teníamos toda la oportunidad de aprovechar al máximo esas enseñanzas y dedicarnos solo a enriquecernos en formación académica y física.
Nunca dejare de agradecer el tremendo esfuerzo de mis padres por haberme dado la oportunidad de estudiar en el primer colegio del Perú.
Pepelucho
¿POR QUE EL COLEGIO MILITAR?
A decir de muchos especialistas en el tema educativo, La educación secundaria a comienzos de la década del 40 podía ser mejorada si se lograba que los jóvenes educandos, además de recibir los conocimientos señalados en los Planes y Programas de estudios, fueran preparados en un medio en el que, a la par que se promoviera la educación y la cultura, se afianzara una sólida educación cívico-patriótica y se procurara un desarrollo físico integral mediante la práctica de las diversas disciplinas deportivas. Sobre estas bases había que afirmar la nacionalidad y el amor y respeto a la patria con el propósito de asegurar su engrandecimiento y progreso.
El Colegio Militar fue creado por Decreto Supremo de 27 de agosto de 1943 y se le designó con el nombre de Leoncio Prado por Ley Nro. 9890 de 18 de enero de 1944.
Años antes y en diversas oportunidades, autoridades civiles y militares entre otras, el entonces Teniente Coronel Juan Mendoza Rodríguez, habían señalado la necesidad de contar con un centro de estudio con las características que se le dio al crearse al CMLP.
El Decreto Supremo de creación se dictó durante el primer gobierno de Manuel Prado y siendo Ministro de Educación el Doctor Enrique Laroza. El colegio funcionaría en el antiguo edificio de la Guardia Chalaca sito en el distrito de La Perla, en El Callao, las tareas docentes deberían empezar el año 1944, y se encargó a los Ministros de Guerra y de Educación, la labor conjunta de su organización y puesta en marcha de este colegio secundario de tipo especial, que debía además formar postulantes para los institutos militares superiores.
El trabajo de mutua cooperación entre los Ministerios de Educación y el de Guerra fue, con el paso de los años de gran beneficio para la educación nacional en el Perú y cuando, por decisión gubernamental, los colegios militares, -pues se habían creado muchos más-, sólo quedaron a cargo del Ministerio de Educación, se produjo un sensible descenso en la calidad de la formación de los alumnos.
Como Director del flamante Colegio Militar fue designado un militar con las más altas calificaciones docentes y militares, el Coronel E.P. José del Carmen Marín Arista, quien además de ser ingeniero tenía una innata vocación docente. A Marín le tocó la tarea de organizar el colegio desde sus cimientos, además de dirigir la remodelación y adaptación del viejo cuartel que le dieron como local. El tuvo el acierto de reunir un grupo de oficiales del más alto nivel intelectual y profesional, así como el de seleccionar por riguroso concurso de méritos y aptitudes el personal docente, y también llevar a efecto un concurso nacional de admisión para escoger a los futuros cadetes becarios y pensionistas, entre más de un millar de postulantes provenientes de todo el país.
Todo esto se realizó en muy corto tiempo. Esta creación tenía que hacerse realidad y el Coronel Marín se ocupó de que así sucediera. La convocatoria a la inscripción de postulantes al tercer año de secundaria fue un éxito. En Lima el colegio nacional Alfonso Ugarte sirvió para este fin, en el resto del país fueron los colegios nacionales de cada departamento. Se quería seleccionar a los mejores exponentes de cada departamento del país, de modo que se asegurara el éxito del proyecto en marcha. La convocatoria tuvo gran demanda y despertó inusitado interés en la juventud; el Coronel Marín no escatimó esfuerzos para aprovechar el local del cuartel de la Guardia Chalaca en la mejor forma posible y se dedicó a su reconstrucción y remodelación con denodado empeño. Cuando el 22 de mayo de 1944 se internaron en el Colegio tres centenares de cadetes-alumnos, aún el viejo cuartel no estaba terminado de reconstruir y todos tuvimos que soportar incomodidades mientras se efectuaban los trabajos para mejorar las instalaciones y la situación del saneamiento ambiental. Basura, mosquitos, tierra, desperdicios tuvieron que ser eliminados para convertir el colegio en un lugar habitable, agradable. Al principio no había cocina y los alimentos que tomábamos nos lo proveía el Restaurant Popular del Callao. No había agua y ésta era llevada en camiones cisterna, pero esto en lugar de arredramos nos dio ánimos, se soportó todo y al final se venció.
Esta fue una innovación educacional importante en el país y no fue producto de la improvisación, todo lo contrario, se aplicó desde el primer día una concepción doctrinaria sólida que buscaba lograr un armónico desarrollo bio-psico-social de los educandos. El 31 de agosto de 1946 y siendo Presidente Constitucional el doctor José Luis Bustamante y Rivero se aprobó el Decreto Supremo que reglamentaba el funcionamiento del CMLP, era Ministro de Educación el doctor Luis E. Valcárcel.
La rigurosa selección de los profesores, por concurso de méritos y aptitudes, garantizó un plantel profesional de primera, al que se le pagaba sueldos importantes, muy superiores a los que se abonaban en los demás colegios y esto permitió atacar una de las causas de la deficiente preparación de los alumnos. La organización escolar existente, también fue modificada adaptando al colegio los principios de la organización militar que como se sabe es eficiente. Esta adaptación se hizo frente a una nueva realidad y acorde con los fines de la educación para adolescentes.
En principio el CMLP estaba orientado a suministrar los tres últimos años de secundaria, con el propósito de formar y preparar jóvenes para ser incorporados a las Escuelas de Oficiales de las Fuerzas Armadas, brindándoles el estímulo de hacerlo sin el requisito del examen de ingreso, con la sola exigencia de ocupar el primer tercio en el cuadro de méritos de egreso del colegio. Esta finalidad era muy restrictiva y se rectificó de inmediato y entonces los cadetes nos preparamos para estudiar en todos los sectores de la Educación Superior Universitaria o Militar. Fue el Colegio Militar un Centro de estudios de selección por la capacidad de los alumnos, sin ninguna índole de privilegios.
El poner énfasis en la orientación y formación moral y cívica le da al colegio una característica especial. Los ideales patrióticos, las virtudes ciudadanas de solidaridad social, el respeto a las autoridades, a las leyes, a la sociedad y sobre todo la formación de un espíritu de responsabilidad y, trabajo, fueron fines esenciales previos a la preparación intelectual. Así se atacaba otra de las causas de la crisis de la educación.
El mejoramiento de la educación nacional era una finalidad a la que contribuiría el correcto funcionamiento del Colegio Militar.
Y es sobre esta base que se organizó el CMLP con un Coronel de Ejército como Director, un Teniente Coronel como Sub-Director y con organismos consultivos y ejecutivos conformados por el Consejo de Educación, de Disciplina y de Administración. Además el Colegio contaba con cuatro departamentos: Académico, Formativo, Administrativo y de Sanidad, coordinados por el Sub-Director. El profesor Director de Estudios era el Jefe del Departamento Académico, quien tenía como colaboradores inmediatos a un Profesor Asesor de Historia, Castellano y Literatura e Idiomas; un Profesor de Filosofía, Ciencias Sociales, Religión y Arte; un Profesor Asesor de Matemáticas y Ciencias Físicas; un Profesor Asesor de Ciencias Biológicas; un Profesor Asesor de Normas y Actividades Educativas; un Profesor Asesor de Psicopedagogía, y un sacerdote como Director Espiritual. La Dirección de Estudios era la responsable de la orientación y planteamientos pedagógicos; la supervisión y control de las labores escolares; el análisis, apreciación y crítica de los resultados; el ejercicio permanente de la actividad directriz.
Los asesores contaban con profesores jefes de curso, profesores a tiempo completo y profesores por horas, todos con responsabilidades individualizadas y jerarquías claramente esta-blecidas. La jerarquía docente fue una creación del Colegio Militar y posteriormente ha servido de base para la legislación educativa del Perú y para fijar las pautas de la carrera docente en el país, como es la profesión magisterial reconocida en la Constitución Política del Estado. También en el Departamento Académico existía una sección de Educación Técnica encargada de dirigir las actividades extracurriculares que funcionaban en forma de talleres de sastrería, carpintería, mecánica, zapatería, fotografía, artes plásticas, electricidad, etc, todas a cargo de maestros especializados.
El Departamento formativo estaba a cargo de un Mayor de Ejército quien tenía a su mando a los capitanes de año, tenientes, suboficiales y brigadieres, estos últimos eran alumnos uno por cada sección y un brigadier general, nominados a base de su rendimiento académico. La Instrucción Militar de los cadetes, el control de la disciplina, conforme a un Código de Honor que todos nos comprometimos a respetar, fue la norma fundamental en este aspecto. En el departamento formativo la Educación Física estaba a cargo de un profesor asesor con un grupo de profesores y entrenadores de todas las disciplinas deportivas y eran los res-ponsables del mantenimiento y desarrollo físico de los cadetes. Este departamento también tenía la responsabilidad del funciona-miento de la vida del internado, y ésta era una de sus máximas responsabilidades.
El Departamento Administrativo también tenía como Jefe a un Mayor de Ejército y a su cargo se encontraban las oficinas de contabilidad, tesorería y administración con secciones especiales de personal, alimentación, comedores, vestuarios y útiles, almacenes, talleres, transportes, cocina, conservación, inventarios y servicios generales.
El Departamento de Sanidad estaba bajo la jefatura de un médico cirujano y tenía a su cargo el cuidado de la salud de los alumnos, para lo que contaba con consultorios de Medicina General, Odontología, Oftalmología, Otorrinolaringología, Traumatología, Radiología, Análisis y vacunas, además contaba con un químico-farmacéutico, y personal de internos y enfermeros, y una sala de hospitalización.
Larga y fecunda ha sido la tarea del Colegio Militar, su obra ha sido vasta, abundante, diversa, abarcando la labor educacional en su integridad, es decir teniendo en cuenta su vinculación con el hogar, la sociedad y el estado en los aspectos morales, cívicos, intelectuales, espirituales, físicos y materiales.
Importantes aportes del Colegio Militar a la educación han sido en el orden pedagógico la creación de una jerarquía docente, la concepción y plan de las Grandes Unidades Escolares. Aplicación de métodos, procedimientos y sistemas de la escuela activa como son las unidades de trabajo, las pruebas pedagógicas objetivas, la evaluación centesimal y ponderada; el análisis psicopedagógico, las actividades extracurriculares, los clubes escolares, la orientación profesional, la educación sexual, la orientación espiritual y religiosa, etc, todo lo cual transcendió del colegio, llegó al Ministerio de Educación y de allí a la nación. Resulta evidente que gran parte del éxito que tuvo el General Juan Mendoza Rodríguez como Ministro de Educación del gobierno de Odría lo debió a este gran laboratorio pedagógico que fue el CMLP.
En el orden formativo: el establecimiento de un sistema de disciplina que conjugaba el espíritu militar con el civil, sobre la base de la libertad y la responsabilidad y el respeto a la dignidad humana. La acentuación y mejora de la Instrucción Militar, el desarrollo equilibrado del cuerpo y la salud del adolescente que se demuestra con los importantes triunfos deportivos y la formación de atletas y deportistas que han obtenido triunfos nacionales e internacionales. La aplicación del sistema de brigadieres primero y monitores después modernizándolo conforme a las nuevas corrientes pedagógicas y en fin la formación del caballero-cadete, siempre listo a hacer honor a los ideales de la dignidad humana y el respeto a sus semejantes habiendo llegado a tener un mártir heroico: DUILIO POGGI GOMEZ, cuyo nombre lleva un pabellón del colegio y cuyo busto se encuentra en el patio de honor, como un recuerdo permanente de sus elevadas virtudes cívicas que lo llevaron a la inmolación en defensa del honor de una dama.
Cómo no ponderar lo que se hizo en el orden administrativo cuando se logra, en muy poco tiempo, la transformación de un viejo cuartel en el colegio mejor equipado del país, con laboratorios, gabinetes, bibliotecas, sala de artes, capilla, estadio, auditorium, piscina, flota de transportes, lavandería, panadería, etc. Esta preocupación por la infraestructura es importante y significativa, porque con ella se ha atacado una de las causas del problema educacional y del bajo rendimiento de los alumnos, pues para realizar una buena obra educativa son indispensables los medios materiales que ella exige. Si el Estado no está en capacidad de hacer esto en toda la República, es plausible, que por lo menos lo haga en algunos, pero habría que añadir a esto, que también debe ayudarse al Estado para el cumplimiento de tan elevado fin y esto es lo que se hizo en el Colegio Militar Leoncio Prado mediante la edición de textos escolares, que constituyeron la base para la fundación de una imprenta que ayudó a sufragar los gastos, en este rubro, en beneficio de la educación y que, culturalmente, elevó el nivel pedagógico de los maestros del Perú.
En el aspecto de la defensa y promoción de la salud, debe resaltarse que el cuidado de la salud de los cadetes merece atención desde que éste aparece como simple postulante y que ese cuidado se expresaba en la fortaleza y desarrollo de los cadetes, muchos de los cuales ingresaron con poco peso y estatura. El departamento de sanidad siempre ejerció el control integral de la salud de los cadetes y cada uno tenía una ficha médica con los datos más importantes sobre su estado de salud. Además los cadetes por razón de su calidad militar tenían derecho a atención en el Hospital Militar Central.
Ahora bien, el ¿por qué el colegio militar? porque el país necesitaba una institución moderna, diferente, innovadora, que sirviera para lograr el desarrollo integral de los jóvenes cadetes no descuidando ninguno de los aspectos bio-psico-sociales de su formación.
Grande es el prestigio que obtuvo el CMLP, no producto de la propaganda o el autoelogio, sino en reconocimiento de su calidad de centro donde se trabajaba con seriedad y eficiencia. El solo hecho de haber formado promociones de excelentes estudiantes y que esta obra haya merecido el reconocimiento del gobierno y la ciudadanía dice mucho de la calidad de su labor educativa, la que trató de difundirse mediante la creación de otros colegios militares en diferentes lugares del país como Arequipa, Chiclayo, Trujillo, Huancayo y Cusco.
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