miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL PRIMER ESLABON DE ORO - 22 NUESTRAS ASOCIACIONES

 


NUESTRAS ASOCIACIONES


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Los que nos habíamos reincorporado a la vida civil, y                     estudiábamos en la Universidad Nacional de San Marcos,   en la Católica, también en las Escuelas de Ingenieros y Agronomía, y algunos cadetes de la Escuela Militar, de la Naval y la Aviación y aun de la Policía, empezamos a reunirnos esporádicamente a fin de intercambiar información sobre nuestras actividades en los claustros universitarios y continuar cimentando la fraterna amistad nacida en las aulas leonciopradinas y que tenía una fuerza de camaradería muy especial. Todo había cambiado en nuestras vidas y ahora enfrentábamos el reto que significaba el acceder a un título profesional que nos permitiera trabajar y participar en la vida activa del país. Empezábamos a transitar por un camino diferente y la profesión y el título eran la meta. Los meses de verano del 47 nos encontraron inmersos en el estudio y la preparación que requeríamos para vencer con éxito los exámenes de ingreso, que en el caso de San Marcos eran severos, pues, comprendían exámenes orales y escritos de ciencias y letras, prueba psicotécnica y exámenes médicos. Yo ingresé, como ya referí a la Facultad de Ciencias para estudiar Pre-Médicas. Las clases se dictaban en las aulas del Patio de Ciencias de la Casona del Parque Universitario y allí contactamos con los leonciopradinos que se reunían con el profesor Luis Landeo y también con el profesor Roberto Reich. Las reuniones se efectuaban en una oficina que tenía Luis Landeo en el jr. Carabaya, en la calle Pacae y es allí donde se tomó la decisión de fundar la Asociación de Ex-alumnos del Colegio Militar Leoncio Prado, como organismo representativo de los egresa-dos y con fines sociales, culturales, de ayuda mutua y de apoyo al CMLP. 

La fundación oficial de la Asociación tuvo lugar el 8 de junio de 1947 en una asamblea general que se efectuó en él local del sindicato de Panaderos Estrella que funcionaba en los Barrios Altos. La Junta Directiva provisional, encargada de las labores de organización estaba presidida por Felipe Buendía, el tesorero era Walter Palomino Rodríguez, el secretario José Arana, como vicepresidente Jorge Melgar y como vocales Hugo Ancieta, José Castro de los Ríos y Juan Carrión. Poco después la Asociación se instaló en un departamento ubicado en la calle Pobres (jirón Lampa) que subarrendaba la mamá de Buendía. Teníamos teléfono y dos ambientes que aunque no eran muy grandes, se adecuaban a nuestras necesidades, contábamos inclusive con algunos muebles. Estábamos situados a dos cuadras del Parque Universitario y de la Plaza San  Martín y el departamento tenía balcón a la calle. Una vieja escalera de madera frente al 979 de la calle Pobres nos conducía al segundo piso, donde estaban nuestras oficinas. Frente al local vivía una vieja gorda y desgreñada, la señora Prieto, que cuando estaba de buen humor nos sonreía con el único diente que tenía en la boca, y cuando no, gruñía y renegaba como una bruja. 

Felipe, nuestro polifacético compañero de colegio, no tenía dedos para organista y poco a poco nos fuimos dando cuenta que la naciente Asociación no daba pie en bola, pese a todo, el 7 de setiembre del 47, una asamblea general, convocada de emergencia por la directiva, acordó designar como Presidentes Honorarios de la institución al ex-presidente de la República doctor Manuel Prado, al General de Brigada don José del Carmen Marín, Director fundador del CMLP y al Coronel Juan Mendoza Rodríguez, Director del CMLP. Estos acuerdos no se tramitaron oportunamente. Por otro lado frente a una magra recaudación por concepto de cuotas de inscripción y de socios, nuestra naciente economía empezó a tambalear y terminamos debiendo muchos meses de alquiler a la casera. 

Frente a esta situación, el 23 de noviembre de 1947, la asamblea general extraordinaria, a pedido de Juan Carrión Ruiz, acordó dejar en suspenso el Estatuto y procedió a elegir la Junta Directiva de la Asociación. En esta ocasión resultaron elegidos Hugo Ancieta Calderón como Presidente, Walter Palomino como Tesorero y Oscar E. Gómez Peralta como Secretario, como vocales Juan Carrión, Jorge Melgar, José Zegarra Ciquero, José Castro de los Ríos. 

La nueva directiva empezó a trabajar con entusiasmo y dinamismo y planear actividades que nos permitieran ingresos extras para balancear nuestra economía; también se intensificó la campaña de inscripción de nuevos socios, especialmente de las Escuelas Militares a los que se les descontarían sus cuotas societarias de sus propinas, previa solicitud firmada por cada uno dirigida al director de su instituto. El 10 de enero se realizó en los comedores del colegio un almuerzo de camaradería ofrecido por el Coronel Di-rector y cuya recaudación fue para la Asociación. Estos al-muerzos con el correr del tiempo se han convertido en clásicas reuniones de confraternidad y camaradería leonciopradina y en ocasión propicia para que nos reuniéramos a fin de intercambiar experiencias y conocimientos, también evocar nuestras épocas colegiales. El Coronel Mendoza comprometió el apoyo del colegio a las tareas organizativas de la asociación y nos otorgó un subsidio mensual de cien soles y dispuso además que la imprenta del CMLP preparara todo el material impreso que necesitábamos para cumplir a cabalidad nuestras tareas de organización y difusión. El producto de lo recaudado en el almuerzo nos dio alivio económico y permitió empezar el equipamiento del local con la adquisición de diversos juegos recreativos de salón y hasta el contrato de construcción de un juego de fulbito. En abril del 48 y con decreto firmado por Ancieta quedó nombrado como bibliotecario, Felipe Buendía a quien le encomendamos las tareas de organización y dirección de la biblioteca del ex-alumno leonciopradino. Hugo Ancieta era muy apegado a los formalismos y el decreto institucional oficializando el nombramiento se hizo en papel timbrado y con las firmas y sellos del Presidente y del Secretario. Pese a todo el entusiasmo que pusimos en la designación, fue muy poco lo que hizo Felipe en cumplimiento de sus nuevas responsabilidades, él estaba entonces entregado de cuerpo y alma en su proyecto de viaje a Europa. 

Meses después con gran pesar tuve que renunciar a la Secretaría de la Asociación, me había recrudecido la dolencia que me impidió ingresar a la Escuela Militar y fui obligado por los médicos de San Marcos a recluirme en mi casa para recuperarme. El tratamiento duró algunos meses y en el ínterin pasé tres meses en Jauja, disfrutando de las bondades del clima serrano, fue por esta razón que también dejé temporalmente mi trabajo en el Instituto Psicopedagógico Nacional. Poco después al reincorporarme a San Marcos decidí cambiar de medicina a odontología. Nuevo rumbo tomó mi vida, perdí un año de estudios, Cabredo y la pava Coz me adelantaron en dos años. 

Hugo Ancieta, nuestro presidente y Roger Egoavil, de la segunda promoción, habían ganado becas para estudiar Geología en la Universidad Central de Caracas. La partida del "chato" Ancieta nos dejó sin presidente y sobre todo sin sus persistentes, vehementes labores de organización y movilización de los ex-alumnos de la primera y segunda promoción que ya se estaban incorporando a nuestras filas. 

Para reemplazar a Hugo Ancieta fue elegido Juan Carrión Ruiz, de la segunda sección; al igual que él, Carrión tenía gran decisión y deseos de continuar las tareas organizativas de la Asociación y junto a él Walter Palomino seguía de tesorero, Víctor Mauricio de la segunda promoción era el secretario que como tal se convirtió en un infatigable organizador de los archivos y las fichas personales y promotor de nuevas inscripciones. Junto a Carrión estaban también Melgar, Arana Sialer, Zegarra, Gómez y otros más. 

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Carrión continuó las tareas de organización de la Asociación cuya directiva sesionaba periódicamente y durante su gestión se estrecharon los vínculos de colaboración entre el colegio y la asociación. En octubre del 48 se produjo la revolución de Odría, el Coronel Mendoza se hizo cargo del Ministerio de Educación y a la dirección del CMLP accedió el Coronel Marcial Romero Pardo, militar muy caballeroso, de finos y elegantes modales que desde el primer momento mostró especial disposición para acercarse a los ex-alumnos y ayudarlos a cohesionar su agrupación. Fueron meses de muy ardua labor, de incorporación de nuevos socios, esta vez procedentes de la ter-cera promoción que acababa de egresar del colegio y de captación de los nuevos cadetes de las Escuelas Superiores de las FF.AA. y Policía Nacional, los mismos que contribuían a la economía institucional con los descuentos que les hacían de sus propinas. Los diarios, especialmente "El Comercio" y "La Crónica" nos apoyaban con comentarios y notas de prensa que di-fundían nuestras actividades, en alguna ocasión hasta avisos publicitarios de cortesía sirvieron para promocionar las diversas actuaciones que se programaban. 

A Juan Carrión lo reemplazó como Presidente el ex-alumno de la segunda promoción Gustavo Gayoso Puerta, quien había ingresado a San Marcos a estudiar filología, lo que más tarde lo convertiría en profesor de griego en la cuatricentenaria. Con Gayoso ingresaron Jibaja, Gómez, Franco, Véliz, Ruiz de Somocurcio, Allemant y otros ex-alumnos más. Ya sumaban tres promociones de egresados del CMLP y nuestra organización crecía más y más. 

A Gustavo Gayoso sucedió en la Presidencia José Castro de los Ríos al que reemplazó el año 51 Herrman Hamann Carrillo que acababa de egresar como alférez de artillería de la Escuela Militar de Chorrillos. Herrman tenía mucho talento y energía y trató de darle vitalidad y mucha actividad a la asociación, preocupándose por incorporar nuevos socios entre los ya casi 1500 egresados. Se hicieron inclusive algunas visitas al colegio para invitar a los alumnos del quinto año a los que ya casi les tocaba egresar, para que se incorporaran a la Asociación. Herrman tuvo que viajar a Panamá a seguir un curso de perfeccionamiento y en 1953 dejó la asociación, estaban en ese entonces como dirigentes: Jorge Melgar, Vega Callirgos, Agüero, Ruiz de Somocurcio, Palomino y otros más, también Forero y Gavilano, el flaco  Da'fieno y Jibaja

Jorge Melgar reemplazó como Presidente a Hamann y fue célebre el discurso que pronunció en el colegio refiriéndose "al costado izquierdo de todos los afectos" frase que provocó resquemores en el General Mendoza y el Coronel Romero Pardo, presentes en el acto y que suponían en Jorge "tendencias izquierdistas". 

En el año 56 nos quedamos sin local y hubo que tomar medidas de emergencia, sobre todo porque nuestro garante en el pago de arrendamientos de éste, era el General Marín. Poco nos duró la ilusión de contar con un local en el Casino de Policía, fuimos malos inquilinos y el desahucio fue porque adeudábamos algunos meses de alquiler. 

La asamblea convocada de emergencia acordó la desocupación y entrega del local y las pertenencias se encargaron en custodia a algunos ex-alumnos, Aguirre S. fue uno de los depositarios, yo guardé en la azotea de mi casa, una mesa de ping pong que había prestado Da'fieno. Se hacía imperativo recomponer nuestra economía y organización. 

Asumí la presidencia y elaboramos un plan de recuperación que nos permitiera tener vigencia, mejorar nuestra imagen, recomponer la credibilidad de los ex-alumnos y hacer caja. No habría gastos innecesarios y no alquilaríamos local hasta no tener todas las cuentas saneadas y un fondo económico que respaldara nuestra gestión y las futuras. Empezamos a reunirnos en mi consultorio que estaba ubicado en la calle La Pelota, Jorge Melgar, Gustavo Ruiz de Somocurcio, Carlos Fernández Rivas, Gerardo Guerrero, Franco Véliz, Víctor Mauricio, y muchos otros más. 

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Organizamos la semana leonciopradina. En el colegio realizamos una inolvidable actuación artístico-cultural que contó con la participación de los mejores artistas de la época tanto en género criollo, como el folklórico. Vino después el afán de tratar de conseguir nuevamente un local y en una asamblea general se acordó volver a designar Presidente Honorario a Manuel Prado que había sido elegido por segunda vez, Presidente de la República. Ya he referido la forma y circunstancias en las que terminó mi mandato como Presidente de la Asociación. 

Me sucedió Gerardo Guerrero de la tercera promoción que siguió trabajando con denuedo; luego vino Carlos Rodríguez Ponce, Carlos Fernández Rivas y otros. Con ellos volvimos a tener local institucional y las reuniones eran periódicas, tanto en el colegio, como en otros lugares. Antes Mendoza, había dejado de ser ministro y Romero Pardo dejó el colegio después de algunos años de muy fructífera gestión administrativa y docente, siendo reemplazado este último por el Coronel Rodolfo Belaunde el año 1955 a quien sucedió el Coronel Wilfredo Biondet en 1957, durante cuya gestión, Guerrero ocupó la presidencia. 

En 1962 y siendo director del CMLP el Coronel Armando Artola A.,César Macera se hizo cargo de la presidencia y tuvo una infeliz gestión. Amigo de las cosas espectaculares y soñando con grandezas que nunca concretaron nos embarcó en una aventura financiera que comprometió toda nuestra organización, tanto que nos quedamos sin local, con deudas, desprestigio y, sobre todo, desaliento entre los ex-alumnos. 

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Me cuentan que el General Marcial Romero Pardo convocó a una reunión de emergencia a la que también asistieron los Generales José del Carmen Marín, Juan Mendoza y un grupo de ex-alumnos. Examinada la situación y vista la urgencia de recom-poner nuestra organización y tratar de preservar la unidad de los ex-alumnos se eligió a Boris Romero Accinelli y un grupo de destacados ex-alumnos para encargarles la ciclópea tarea de dar vigencia a la Asociación y restablecer la confianza y unidad leonciopradinas. Empezaron a trabajar en una oficina de Boris Romero en la Plaza San Martín y posteriormente en un cómodo local sito en el Paseo Colón, donde inclusive teníamos un pequeño auditorium. Poco a poco fueron cicatrizando las heridas y desapareciendo el desengaño y a Romero que cumplió importante labor le sucedió Ismael Prevost de la cuarta promoción hasta finales del 69 en que asumió la presidencia Miranda, en cuyo período una nueva crisis económica nos abatió y terminó con un desalojo del local y traslado apresurado de lo que quedaba de nuestras pertenencias a un depósito cercano. Años más tarde en 1979, una junta directiva presidida por Gonzalo Casas Lazo, el recio huancaíno de la primera promoción asumió la tarea de reconstruir la Asociación leonciopradina y hasta intentó la formación de una cooperativa de crédito entre los ex-alumnos. Gonzalo se esforzó mucho y trató de recuperar el tiempo perdido y reagrupar a los leonciopradinos que ya sumaban más de 9 millares de integrantes de las 32 promociones que habían egresado. Tres años 78 - 81 estuvo batallando por sacar adelante la Asociación ante la fría indiferencia de la mayoría de ex-alumnos. Sin embargo estos años fueron suficientes para que Gonzalo volviera a darnos vigencia; al dejar la presidencia, ésta fue asumida por Guillermo Noriega nuestro locuaz compañero de promoción, quien se esforzó por continuar la obra de Casas Lazo. Desde que Casas Lazo asume la Presidencia de la Asociación y aun mucho antes, Guillermo Noriega, Lucho Villar, Pablo Castro Colina y Hernán Pérez Revilla habían sido permanentes animadores de las reuniones de la primera. No puede dejar de reconocerse los esfuerzos de Pérez Revilla por mantenernos informados y recuerdo sus periódicas visitas en su motocicleta, para recordarnos algún acontecimiento, invitarnos a una reunión y darnos noticias sobre las actividades promocionales. Robándole tiempo a sus responsabilidades y obligaciones, Hernán ha sido un incansable promotor de nuestras reuniones y a él le debemos las guías domiciliarias actualizadas de los de la primera. Con algunos "Pérez Revilla" en las otras promociones, seguramente no hubiéramos tenido que pasar las vicisitudes que hemos pasado. 

Willy trabajó denodadamente por reagrupar a los ex-alumnos, muchos de los cuales se mostraban escépticos luego de tantos intentos frustrados y de años de silencio e inactividad. Guillermo estuvo de presidente de 1982 a 1985 y curiosamente nuestro local volvió a funcionar en el jirón Lampa, esta vez, me cuentan en casa del flaco Alfredo Freeman Pomareda, a quien recuerdo porque en el colegio nos hizo perder una salida extraordinaria al evitar que campeonáramos en beisbol, cuando "los pumas" y "las panteras" disputamos la finalísima y él de manera increíble cogió una bola que acabó con nuestras ilusiones de campeones, además siempre ha sido animador de todas las reuniones de la promoción e implacable cobrador de cuotas. 

A Willy Noriega lo reemplazó el Almirante Walter Indacochea Queirolo quien presidió la Asociación del 85 al 89 comandando a las ya cerca de 40 promociones con más de 10,000 ex-alumnos, los que a partir del año 71 han venido celebrando sus Bodas de Plata promocionales año tras año, con festejos lúcidos, evocaciones muy emotivas y sobre todo con un sentido de camaradería y fraternidad muy especiales. El día del re-encuentro institucionalizado que se celebra el 27 de agosto de cada año ha sido ocasión para que las diversas promociones egresadas del colegio, empezando con la primera que celebró sus 25 años de egreso el año 71, sean el punto central de las ceremonias conmemorativas de cada año. 

El año 89 asumió la Presidencia de nuestra Asociación, Franklin Cáceres, de la decimocuarta promoción, cuyo mandato ha terminado en agosto del 93 con los grandes festejos del 50 aniversario de creación del CMLP, fecha en la que se eligió la actual junta directiva presidida por el Almirante Guillermo Devoto Elías y que tiene como vicepresidente a Guillermo Noriega Ballester. Cabe hacer notar que durante la gestión de Franklin Cáceres, la Asociación Leonciopradina ha adquirido la propiedad de un local institucional situado en el distrito de Magdalena y que en esta adquisición, la primera promoción ha tenido participación gravitante, sobre todo por la intervención y cooperación de Willy Noriega y de Pablo Castro Colina. Ya tenemos local, ahora hay que equiparlo y mejorarlo día a día, y sobre todo reconstruir la hermandad y fraternidad leonciopradina. 

Estas son nuestras asociaciones, sus afanes y peripecias en cincuenta años, que finalmente nos han mantenido unidos porque el 56 tuvimos la inspiración de crear lo que entonces denominamos la Asamblea de Delegados, esto es, de representantes de cada promoción que, además, servían de nexo entre la Asociación y la respectiva promoción. Las agrupaciones promocionales, por muchas razones, han sido vínculos de cohesión casi permanente y en lo que respecta a la primera pro-moción, nos ha permitido festejar con bombos y platillos nuestros 25 años de egresados, también los 35 y ahora los 50 de nuestro ingreso al CMLP. Las otras promociones, unas más que otras, han seguido idénticos caminos y en la última reunión del re-encuentro, en agosto del 93 he contemplado con asombro cómo alguna promoción desfiló correctamente uniformada. 

El tema de Nuestras Asociaciones que finalmente terminó como Asociación Leonciopradina y que ahora tiene local propio adquirido en el 91 en Magdalena del Mar, debería ser motivo de reflexión y análisis y partiendo del denominador común que es nuestra condición de ex-alumnos del CMLP, deberíamos conocer nuestras características generacionales y motivaciones personales a fin de poder encontrar coincidencias que nos unan, y no diferencias que nos alejen. Cincuenta años de-ben ser motivo de orgullo, también de propósitos de dar vigencia y desarrollo a todo lo que aprendimos en el CMLP y a la obligación moral que tenemos de ser arquetipos de las nuevas generaciones. 

Muchos ex-alumnos de la primera promoción hemos dedicado tiempo y energías para mantener nuestra unidad y cohesión; algunos como Hugo Ancieta le ha dado vigencia permanente a la filial caraqueña de la Asociación y en otros lugares del país y el extranjero los leonciopradinos se convocan y agrupan para tener presencia en donde se encuentren y la gran fraternidad se ha extendido más allá de nuestras fronteras. Esa debe ser nuestra fuerza y la palanca que nos lleven al progreso y consolidación definitivos. 

Espero que estas breves pinceladas, sirvan de piedra inicial para que otros ex-alumnos con más conocimientos y capacidad escriban la historia de Nuestras Asociaciones, de sus horas gratas, de las difíciles y cruciales, de aciertos y también de errores. 


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