COMO SI FUERA AYER

 COMO SI FUERA AYER

Año 1962 fecha histórica para muchos que ingresamos al Colegio Militar Leoncio Prado cumpliendo nuestros anhelados sueños.sueños que comencé a elaborar en  1957, en un viaje que realizaba con mi madre .Nos dirigíamos a la ciudad de  Huancayo en tren (el viaje duraba 12 horas pero era espectacular) en que por primera vez vi a un cadete Leonciopradino. El estaba con su uniforme y se puso a ayudar a una señora campesina a subir unos bultos. No importó que estuviera con su uniforme y que pudiera ensuciarse. Más valioso fue la ayuda. Esa imagen me impresionó mucho .Cuando le pregunte a mí madre quien era; me contestó: un cadete del Colegio Militar Leoncio Prado. Esa imagen caló muy profundo en mi espíritu de niño. Tenía nueve años.

Años después, en 1961 cuando vivía en  Chiclayo  tierra de mi padre estudiaba en el Coelgio Nacional San Jose y los todos los libros eran de la Editorial Coelgio Militar Leoncio Prado lo que me hizo soñar mas porque seria extraordinario recibir clases de tales magistrales maestrosy asi fue. Casi a finales de año, escuche en los altoparlantes de un carro la propaganda de un show artístico – deportivo a cargo de cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado. Ni corto ni perezoso, solicite mi propina, que no era mucha, para ir juntándola e ir a ver al espectáculo. 

Llegó el gran dia. El viejo coliseo de la Policía (Coliseo Manco Capac) se encontraba lleno de almas juveniles que deseaban ver de cerca de los cadetes de aquel famoso y lejano Colegio Militar .El espectáculo se inició con un partido de básquet entre las selección del CMLP y de Los Aguiluchos, equipo campeón de Chiclayo. Obviamente gano el colegio y seguidamente empezó el show con la fabulosa orquesta. Fue lindo escuchar a la tan bien organizada y armoniosa orquesta con el profesor Julio Black al frente, el gran “cabezón “Paredes en el saxo y el gran trompetista Saenz Jumbluht (cuando lo presentaron en el coliseo se escuchó “tremendo cocodrilo”). Por esas cosas de la vida me encontré con ellos en el colegio porque entre a la banda y al club de música.

Ya había narrado en alguna de las memorias el periplo del ingreso y nunca podre olvidar el primer dia 

A mi me sucedió un hecho por lo que conocería otros ambientes en estos primeros días. No se si por producto de dormir en una cama extraña o por la almohada grande amanecí con el cuello torcido hacia la derecha.Al toque y con mucho dolor el técnico monitor me derivo al SO Cadenillas, un maestro, quien presto me llevó a la enfermería y me puso en manos del famoso Dr. Santos, quien era un enfermero de buena talla, limpio y que era el “doctor”. El recetaba, atendía, operaba y a todos los mejoraba con un “antigripal”. Esa palabra se me iba a ser conocida y nunca más se me iba a olvidar: en el CMLP todo se curaba con el famoso antigripal. Desde el simple dolor de cabeza hasta las diarreas, pasando por las comezones y quemadas.

Apenas me vio el Dr. Ponce, menudito el, todo sabio en medicina general (hasta ahora no se en que universidad estudio para saber tanto y tan poco a la vez) me dijo que tenia tortícolis y debía internarme.Asi que traje todo lo necesario y pase a la cama que me iba albergar en mis primeros quince días en el colegio. Estaba junto con otros de mi promoción y de las otras. Era una sala grande en el segundo piso de la imprenta (esa imprenta que figuraba en la última página de los libros que había estudiado en los diversos colegios de diferentes partes de nuestra patria que me toco conocer) que tenían solo camas y al costado, una mesita de noche. Primer amanecer y en la enfermeria. Bueno a adaptarse me dije y comencé a conversar con los de mi promo. Al que más recuerdo es a Bissetti, risueño, muy conversador y llegaba fácil a los de cuarto y quinto año y a Luchito Ravines compañero de la octava cuyo padre fue de la I promoción. .Siempre recordare a los de años uperiores porque hacían entrar a los de sus años y nos sacaban la mugre. Allí me voltearon varias veces la cara sin importar si dolía o no. Uno de ellos curiosamente fue Saenz Jumbluth que me dijo cuadrese y lo hice pero con la cabeza ladeada que pensaría que repitió la orde y yo bien firme y zazzz una cachetada que me volteo la cara al otro lado y por el dolor se me salieron las lagrimas pero sin decir nada y pregunto : que tienes y le señalo el cuelo y me dijo; avisa pues. Estaba viviendo la leyenda del colegio militar.

Durante el tercer año estudiamos en la Siberia y teníamos al frente los autores de nuestros libros. Parecía un sueño estar allí y aprender no solo conocimientos sino una realidad distinta lejos de nuestro hogar y volviéndonos hombres cada día con nuevas y valiosas experiencias. Sean buenas o malas era fortalezas de crecimiento.

Nos fuimos acostumbrando a nuevas formas de conducta en la que la disciplina y valores inculcados serian acuñados en nuestro espíritu para siempre. Pese a las peripecias vividas siempre fui reglamento y procuraba cumplir las normas rígidamente. Es por ello que a veces entraba en conflicto conmigo mismo cuando debíamos salir en tropel del comedor para ir a las cuadras y no ser “pescado por un aspirante o técnico para ser usado. No podía entenderlo pero lo aceptaba a regañadientes. Tuve el privilegio de tener en la octava compañeros de mucha nobleza y solidaridad con los que he caminado a lo largo de la vida con confianza y amistad. Cuando estuve en cuarto y quinto procure siempre poner el respeto ante mis subordinados antes que la fuerza  y vaya que los resultados en el tiempo fueron maravillosos.

Decía como si fuera ayer porque han pasado 60 años y sin darme cuenta los he caminado casi todo el tiempo con mis hermanos de la XIX y he disfrutado mucho de nuestras tertulias y nuestras alegrías. Es que 1962 fue un año en que consolidamos nuestra hermandad que se inicio el primer dia y sin saberlo con el convivir diariamente fuimos alimentando nuestro espíritu con las emociones vividas. Nunca olvidare a cada uno de los integrantes de la octava sección de tercer año y nuestro TRIO DINAMICO.

Hoy podemos adolecer de muchas cosas y casi no tener memoria, pero nunca podremos olvidar nuestros primeros días y la última semana en que esperábamos los resultados de los exámenes finales para estar en la clausura y salir de vacaciones sintiendo que estábamos crecidos como cadetes del glorioso Colegio Militar.Leoncio Prado .

Hoy mirando atrás ,esa visión remueve las emociones y me hacen sentir más vivo y aun con ganas de dar tres pasos con fuerza  y hacer sonar los tacos al cuadrarme ante la voz de firmes¡¡¡ que yo mismo me grito y al hacerlo la voz se quiebra pero me remece el corazón.

Pepelucho –DIciembre 2022