viernes, 26 de marzo de 2021
domingo, 21 de marzo de 2021
CUADERNO DE BITÁCORA de Jorge Valverde Challe
CUADERNO DE BITÁCORA de Jorge Valverde Challe (Escrito hace 12 meses)
Por : Jorge Valverde Challe
Estimados parientes y amigos, hoy hemos entrado al sexto (no a la antigua prisión por las dudas), día de reclusión voluntaria-obligatoria y les cuento que me levante muy animado, después del desayuno con tamales, chicharrón y salchicha de huacho y como todavía calienta el sol, me puse mi ropa de baño de una tela estampada con piel de jirafa y salí a mi amplio y verde jardín con piscina, me recosté en una gran hamaca que me compré en el Caribe, pero previo a ello me serví un refrescante chilcanito que no estaba nada mal, porque después vinieron tres mas, luego de haberme refrescado interiormente, me lancé al agua y me puse a nadar, al cabo de un buen rato me avisaron que el almuerzo estaba listo, mejor dicho, una deliciosa parrilla con “harta” carne y un excelente vino tinto; cómo la ven, envidiable no??? Luego de almorzar me volví a recostar en la hamaca, y justo cuando estaba agarrando el primer sueño… me desperté ¡!!! que bronca que me dio, así que sigo recluido en mi depa. que lo único verde que tiene son una palmeras artificiales y para colmo no tengo ni una gota de pisco.
La verdad que este internamiento, viéndolo con resignación, me está ampliando mis fronteras culturales, pues hasta hoy me he visto como unas veinte novelas turcas y ya casi casi estoy aprendiendo el idioma, hasta las lágrimas me están saliendo en turco porque son unos dramones larguísimos, por ejemplo: está bien quiere decir tamam en turco, yoc quiere decir no, gudnaiden quiere decir buenos días, anne mamá y babba papá; nada mal no creen ¿? Increíble, nunca pensé en aprender turco, a este paso me voy a volver traductor.
Otra cosa rescatable es que me he convertido en un ciudadano modelo y estoy siguiendo al pie de la letra el asunto de lavarse bien las manos, ayer por ejemplo: lave los platos, la ducha, el baño, baldee el piso de la cocina, metí ropa a la lavadora, etc. etc. es decir casi todo el día y parte de la noche, estuve lavándome las manos bajo la atenta mirada de la ministra del interior que vive conmigo,
Espero que acabe pronto este acuartelamiento porque si al sexto día estoy alucinando y escribiendo tonterías, no quiero ni imaginar cómo será si lo prorrogan.
RESETEAR EL PERU
Por : César Hildebrandt P.T
Según encuesta de CPI publicada en Gestión”, el 64 % de los ciudadanos que van a votar en abril dice estar “poco informado” sobre los candidatos presidenciales mientras que el 27,9 % admite estar “nada informado”. Las cifras son depresivas y dan una idea del nuevo gran fracaso al que nos asomamos masiva y conscientemente. Y por si acaso, la culpa no es de la pandemia ni de la cuarentena ni de la crisis económica. La culpa -si la hay- pertenece a la implosión cívica, cultural, moral y social que el Perú sufrió en las últimas décadas y que terminó con la partidocracia, los debates sobre el largo plazo y la preocupación por el futuro.
A la gente -así, en general, aunque se moleste la progresía- le interesa muy poco quién diablos gobernará este país del demonio. No es desdén: es prescindencia. Mucha de esa gente no se siente parte de una nación sino de un clan. Desde esa perspectiva, el Perú sería una suma de intereses anárquicos, un archipiélago descosido, una federación de egoísmos irreconciliables.
¿Qué democracia puede construirse así? Bueno, una como la que tenemos: un simulacro.
¿Hay salida? Sí, pero no por ahora.
El túnel es largo y la luz del final no se ve por el momento. Tendremos este año un gobierno frágil, un congreso hecho pedazos, una repetición del mismo vinilo de la frustración en la vieja rocola del patriotismo barato. Nos esperan cinco años de vivir en la cornisa y de ser asaltados, frecuentemente, por el mal humor o el apetito corrupto de quienes se repartan Ejecutivo y Legislativo.
No somos un país. No somos una nación si por ella se entiende un mínimo de concertación de voluntades y propósitos justos.
Y vamos a celebrar, tachín tachán, el bicentenario de la nada. Bombos y platillos para 200 años de tiempo circular.
Nos llevará dos generaciones -si empezamos ahora- cambiar de rollo, esperar cosas distintas.
Pero para devolvernos la esperanza tenemos que ser humildes y reconocer lo que somos.
Somos, en primer lugar, un país donde los bribones se han apoderado de buena parte de la política. Aunque los libertarios se molesten, se impone una reforma puritana de la ley de partidos, un cambio que introduzca requisitos que los Pepe Luna no puedan driblear, una censura que haga de la política una cima meritocrática.
En segundo lugar, somos un país que, con su desidia, alienta el crimen del narcotráfico. Es hora de decirlo y recuperar, por ejemplo, el territorio que hoy ocupa la República del Vraem, soberana, independiente y fundada por lo que queda de las hordas de Sendero. El dinero del narcotráfico ensucia la economía, la sociedad y lo que hoy llamamos, generosamente, “política”.
También tenemos el poder judicial más podrido de la región. Son contados los jueces civiles que no están dispuestos a negociar una sentencia y son escasos los penales que no tienen por lo menos un par de fallos donde el dinero, la influencia o la amenaza jugaron su papel. Nadie ha podido con esta trinchera de la corrupción sistémica. Es hora de enfrentarla.
¿Debería insistir en el estado de nuestra educación, que ha generado nuestras patéticas pruebas PISA y el balbuceo ignaro que vimos hace poco en una encuesta entre jóvenes hecha por la televisión? ¿Debería mencionar, otra vez, lo poco que nos preocupamos por el sistema de salud, algo que hipócritamente “descubrimos” con la pandemia?
El capitalismo no puede ser esta selva impía donde los débiles tienen la suerte de las cebras o las gacelas. El bien común no puede ser una gracia opcional que entregan los poderosos sino una meta del modelo, la letra grande del contrato social.
También somos el país donde la desigualdad extrema, hoy más acentuada que nunca, se considera selectivamente darwiniana. No aprendemos que esos abismos traen, a la larga, brutales episodios de violencia.
El diagnóstico está claro aun para aquellos que no se atreven a llamar a las cosas por su nombre: vamos camino a ser un Estado fallido, una pesadilla recurrente en la que se cae en los mismos hoyos y se tropieza con piedras semejantes.
¿Qué tendría que pasar para empezar a detener este deterioro terminal?
Si tuviéramos, como entidad nacional, el sistema inmunológico alerta, quizá haríamos lo siguiente:
1) Crearíamos una corriente de opinión tan extendida que podríamos exigir a los candidatos de una próxima elección su compromiso, público y casi notarial, con las reformas radicales que el país demanda.
2) Acordaríamos una tregua político-partidaria de por lo menos una década para empezar la tarea de la refundación. Esta paz impuesta no descartaría las tareas de fiscalización al gobierno multipartidario votado en las urnas.
Seguramente deliro. No importa. Prefiero soñar con la regeneración que ponerme a silbar un valsecito.
Y fíjense que no he hablado de conservadores de misal o izquierdistas de mimeógrafo. La reconstrucción del Perú no pasa por ideologías reduccionistas. El socialismo del futuro -inevitable, salido de la crisis de la alimentación, del agua y de los demás recursos finitos- será verde, humanista, ancho y de todos.
Posdata.- Lamento la muerte de Luis Bedoya Reyes, que no habría sido un gran presidente como dicen quienes no votaron por él. Bedoya fue la encarnación de una derecha que se pretendía moderna pero que estaba firmemente anclada en el civilismo original. En todo caso, el exalcalde de Lima sí fue un líder y una figura.
Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 531 del 19/03/2021 p09
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jueves, 18 de marzo de 2021
EVACUACIÓN AEROMÉDICA
CERTAMEN CULTURAL 2019 "CUENTO" VIII CATEGORÍA 👏🤳👀🕵♀📸💯
Nuestro hermano PATIRICIO ARANDA, integrante de la XLI promoción, con su cuento "EVACUACIÓN AEROMÉDICA" logro el Primer Puesto en la VIII categoría, logrando un puntaje de 9.50 sobre 10.00. Felicitaciones y un agradecimiento por participar en las actividades de nuestra institución.
EVACUACIÓN AEROMÉDICA
Mis padres dicen que llegué al mundo porque el Espíritu Santo les dio un empujón a unos cuantos empleados públicos, para que pongan todo su esfuerzo y hagan más de lo que podían, y así yo pueda estar ahora viva en esta incubadora del servicio de neonatología del Hospital María Auxiliadora. La posta de mi pueblo era tan distinta a estos pasillos amarillos, nuestro clima seco se oponía al bullicio grasiento y caluroso de esta ciudad capital. Así, olvidé pronto que mi hermana gemela no tuvo la misma suerte, ella murió a los días de nacidas, quizá Dios recién ahí se dio cuenta que podía salvarme haciendo el milagro de interceder para mi existencia.
¡Se muere mi bebe!, ¡no!, ¡debemos evacuar a Lima! pensaba la licenciada Filomena, jefa del servicio de referencia del Subregional de Andahuaylas del Ministerio de Salud, que tomó la decisión en medio del paro regional agrario convocado por los productores de papa, que tenía inmovilizada a la ciudad.
La única solución era obtener un avión, recordó entonces que su vecina trabajaba como secretaria de un congresista y desde allí llamaron al Ministerio de Defensa para solicitar el medio de transporte aéreo. La coincidencia que por primera vez un Teniente General de la Fuerza Aérea fuera el ministro hizo que el pedido de la coordinación parlamentaria sea autorizado y se ordenó al piloto del nuevo C-27J Spartan que se desvíe desde Jauja y efectúe la evacuación aeromédica.
Hasta ese momento, con la tranquilidad del rescate autorizado, todo parecía que sería un día rutinario, no como aquellos de hacía un año atrás, cuando el Niño Costero hizo que hasta aeronaves y personal de países extranjeros se sumaran al apoyo que se prestaba a las más de cincuenta emergencias diarias que debían atender las Fuerzas Armadas; sin embargo, al comunicarnos con el aeropuerto de Andahuaylas informaron que este estaba cerrado por el paro, y que la pista de aterrizaje estaba bloqueada con piedras, al igual que todas las rutas de acceso.
El coronel Anicama, asesor policial del Ministro del Interior entendió la situación y se comunicó con el comisario de Huancabamba, Apurímac, sede del aeropuerto y comunidad reconocida como productora agropecuaria de papa. Provistos de escudos, un contingente de treinta policías empezó a retirar las numerosas piedras que habían colocado en la pista, aprovechando que los manifestantes decidieron ir a almorzar al mediodía. Todo listo, pista despejada, el problema es que no hay gente en la torre de control……
La comunicación con la empresa operadora de aeropuertos Corpac fue inútil ya que, indicaron que, como ellos dependían del Ministerio de Transportes, necesitaban autorización. ¡Por favor consígame el celular de la Jefa de Gabinete del MTC!, y se puso al habla con su par en Defensa para explicar la emergencia y la necesidad de abrir el aeropuerto, ella toma nota y burocráticamente indicó que vería que puede hacer. El verdadero problema es que el clima puede cambiar en cualquier momento en época de lluvias o cerrarse por la tarde y perder ese cielo azul con sol que bañaba un valle interandino en la tranquilidad de una ciudad que no trabajaba aquel día de febrero y que permitía un vuelo claro y preciso.
Filomena estaba en el aeropuerto de Andahuaylas esperando con la ambulancia y Rosa Quispe, la madre de Yasmine de nueve días de nacida. La noticia de la alta funcionaria del MTC es que Corpac no puede abrir el aeropuerto hoy y que se espere al día siguiente. Filomena se desespera - ¡No! ¡Se muere mi bebe!, Necesita un respirador artificial,…..por favor haga lo posible, aquí tengo el teléfono del controlador aéreo, aquí todos nos conocemos ¡Llámelo usted se lo suplico! -.
El Coronel Sánchez de la Fuerza Aérea, indicó que la única manera de despegar de Jauja era después de que la torre de control le confirmara las condiciones meteorológicas. Jimmy, el controlador aéreo estaba esa mañana en su casa descansando porque sabía que el paro era total. Al recibir la llamada del Ministerio de Defensa, se activó rápidamente pero indicó que no había transporte público y que su seguridad corría peligro, dados los ánimos de los revoltosos que impedían que cualquier negocio abra sus puertas, que cualquier transporte público se desplace, y que cualquier trabajador intente romper el paro, peor aún si es estatal.
Nuevamente el Coronel Anicama, del Ministerio del Interior, hace una llamada y en la Comisaría de Andahuaylas destacaron una camioneta rural con seis efectivos policiales que recogió de sus viviendas a cada uno de los tres trabajadores de Corpac. Jimmy llego con sus compañeros a la torre de control y es ahí donde se pudo finalmente establecer esa única comunicación autorizada en todos los manuales de procedimientos de aeronavegación del mundo, que es entre el piloto y el controlador aéreo, porque recordamos la vieja frase avionera que reza: “Hay solo dos clases de pilotos, los que siguen el procedimiento y los pilotos muertos”.
Se dice que fueron los comuneros los que dieron el permiso para que el fierro acerado pueda acercarse a Huancabamba, lo real es que se trataba de una verdadera vocación de servicio, no solo de los servidores estatales, sino de todos los que comprendieron que la prioridad era la vida humana.
El piloto Sánchez estuvo de acuerdo en aterrizar en Lima en la Base Aérea Las Palmas por estar más cercana a Villa María del Triunfo, cuyo director había seguido un curso básico de Defensa Nacional con el coordinador parlamentario y estuvo muy atento a recibir a la pequeña paciente. Entre tanto en Lima, la secretaria del congresista María Benavides, había coordinado con el número de emergencias 106 y una ambulancia del Sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU) que debía ingresar a la pista de aterrizaje de la base aérea. Se dieron los datos de la ambulancia y se coordinó con la prevención de seguridad de Las Palmas, sin embargo, al verificar con el celular del personal de salud de la misma ambulancia, este no solo desconocía la evacuación, sino que no podrían acudir dado que estaban atendiendo otra emergencia. Nuevamente se volvió a llamar al número de emergencias y hacer la coordinación para que otra unidad llegue a tiempo.
Una vez en Lima, el congresista esperaba con prensa, y recibió no solo a los familiares, quienes le agradecieron infinitamente, sino que prestó declaraciones como autor de la gestión y agradeció repetidas veces con los brazos en alto y una breve mención a los ministerios involucrados. La nota de prensa fue un triunfo político. El gobierno cayó días después, el ministro de la Fuerza Aérea dejó el cargo, los altos funcionarios fueron cambiados, la acción de los empleados públicos pasó desapercibida, el congresista siguió oponiéndose al gobierno, sin embargo, una vida había sido obtenida.
Creo que he venido al mundo para servir, mi madre nunca subió a un avión, mis tíos, primos y hermanos me quieren ahora como si fuera un amuleto, las señoras quieren amamantarme, acariciarme. Creen que todo el gobierno me ha rescatado, pero ¿quiénes son aquellos?, sino son solo personas que cumplieron con su deber. Yasmine ya está bien, ya puede regresar a iniciar su infancia en las alturas de Andahuaylas.
lunes, 15 de marzo de 2021
EL ENFERMERO SANTOS
El enfermero Mamerto Santos Peralta era un capo . Hacia de todo y todos los dias, veía despues del medico decenas de pacientes y con su cancha de años de experiencia te hacia sentir bien. Los quemados saben cuando le decian : eres millonario.
No sé por quién votar
Por :
César Hildebrandt P.T.
La duda me consume. ¿Quién de los que se ofrecen como rectores del país es el menos rechazable? ¿Alguien lo sabe?
Yo no lo sé. ¿Me inclinaría por quien propone la indecisión como doctrina y la ambigüedad como plan de gobierno?
¿Optaría por el personaje salido de “El nombre de la rosa”, ese señor de dicción arrastrada y anuncios de Cruzado? ¿Le daría mi voto al joven portero que hoy, después de la ruptura del encantamiento, parece ser el conserje de Nieto Montesinos? ¿O se lo daría a la candidata que ignora que el muro de Berlín cayó y que propone un megafestival de gasto público?
Vaya dilema. ¿Y la señora que lidera la organización criminal de mayor envergadura de la historia policial del Perú? Esa es, probablemente, la única persona que merece una certeza: me uno a la mayoría de los peruanos que anuncian en encuestas que jamás votarían por ella.
¿Y los liliputienses, fanfarrones, apocalípticos que se ahogan en el rubro “Otros”? Ellos son el plancton de nuestra política, las algas del roquerío. Entraron a la escena por la ventana cuando los que valían la pena abandonaron la política y los partidos se convirtieron en califatos. Ojalá que el porcentaje los saque del padrón, aunque estoy seguro de que volverán reconvertidos y con las mismas monsergas.
La historia oficial que está detrás de mis dudas se puede resumir así, con las siguientes palabras.
Este era un país que marchaba con paso firme al desarrollo y que ya se aprestaba a firmar los papeles que lo inscribirían en la OCDE. Ese era el sueño de la CONFIEP para mirar sin complejos a sus colegas de Chile. Nos llamábamos “los tigres” del crecimiento y había quienes nos adulaban comentando “el milagro” de nuestro “desarrollo”. Si Polo Campos el Zambo Cavero no se hubiesen muerto, entre ambos habría salido otro himno a la peruanidad (de esos que las barras entonan antes del penal errado y del palo aguafiestas).
Pero he aquí que de la República Popular China, que antes había querido exportar el maoísmo y sólo había podido producir en el Perú a Saturnino Paredes y a Abimael Guzmán, salió un virus de vocación planetaria.
La pandemia del Covid-19 nos desnudó: tres millones de falsos mesócratas -“clase media vulnerable”- regresaron a la pobreza, el desempleo y subempleo cubrieron a nueve millones de peruanos, la extrema pobreza alcanzó al 25 % de la niñez. De pronto, descubrimos la verdad: no teníamos sistema de salud, éramos un cuento narrado por unos pendencieros que se empeñaban en no recordar que el 75 % de nuestra economía era clandestina y no pagaba impuestos ni creaba empleos dignos de llamarse tales. La pandemia también nos puso frente a frente con nuestro sistema educativo, con la miseria de nuestra infraestructura vial y comunicacional, con la desigualdad inicua entre regiones y entre clases. La cuarentena nos retrató: en el país donde la pobreza monetaria se medía peor que en Biafra y el autoempleo se consideraba empleo, todos debimos cruzarnos de brazos en la soledad del aislamiento. Y todos asistimos a la odisea caníbal del oxígeno que decuplicaba su precio, a las clínicas (privadísimas) que se hacían más ricas, a las tempranas promesas de que todo iría bien.
Dejamos de ser los ricos ilusorios y volvimos a lo de siempre. Jorge Basadre nos apuntaba con un dedo, José Carlos Mariátegui sonreía gramscianamente. El delirio patriótico se deshizo ante miles de cadáveres y el escándalo del gobierno cuyos orejones se vacunaron por lo bajo.
Ahora tenemos una crisis descomunal porque es social, económica, política, monetaria, fiscal, productiva, sanitaria y moral. Tenemos el derecho de hablar de un drama de posguerra. El hambre merodea en las poblaciones pobres y una delincuencia alentada por la desaparición del orden más elemental empieza a tomar las ciudades. En Lima, el hampa está creando un archipiélago de distritos donde las alcaldías se han entregado a Carita y Tirifilo.
Para un desafío de este tamaño se requeriría un personaje extraordinario, una coalición sin precedentes de voluntades, un milagro laico de humildad y civismo al servicio del país. Nada de eso tenemos.
Allí están todos anunciando la multiplicación de los peces, la dación de la felicidad, el agua convertida en vino Tacama. Es el festival de las ofertas y las gangas. Nadie le advierte al Perú cuánto nos va a costar salir de esto, cuánto sacrificio colectivo supondrá derrotar la pandemia, recuperar la economía, a empezar a cambiar nuestra realidad desde los fundamentos. Ningún candidato le dice a su público que un país con el 75 % de economía informal y sólo el 14 % de presión tributaria no es viable. Nadie de ellos (y de ellas) nos dice que minería y agricultura tendrán que aprender a convivir. Nadie se atreve a romper el pacto infame ya no de hablar a media voz sino de rendirle tributo estridente a la mentira.
Por eso dudo.
Como usted, lector. No me resigno a que, meses antes del bicentenario, tengamos que elegir, otra vez, el mal menor, la mediocridad menos amenazante, la grisura menos chueca, la voracidad menos cochina. No me resigno.
Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 530 del 12/03/2021 p12
https://www.hildebrandtensustrece.com/
martes, 9 de marzo de 2021
SAGASTI MIENTE
Por : Cesar Hildebrandt P.T.
Francisco Sagasti representa a la nación.
No lo dudo.
Y no sólo desde el punto de vista constitucional.
Sagasti es el Perú. Encarna perfectamente esa debilidad dulzona, esa grisura apalabrada, ese talento para urdir un optimismo que se basa en la imaginación y la voluntad.
No ama los hechos el señor presidente. Los oculta, los transforma, los convierte en enigma, en materia prima para un discurso temblorosamente patriótico.
¿Tenemos vacunas? ¡Claro que tenemos!
¿Ya están comprometidas? ¡Por supuesto!
Todo es mentira. No las tenemos ni siquiera para los miembros de mesa de las próximas elecciones. Y el flujo de las dosis que vengan depende de los compromisos de las productoras y del cronograma de entregas que tienen con los países ricos que ya pagaron por ellas. ¿Sabemos cuándo habremos vacunado lo suficiente como para sentimos inmunizados? No, desde luego que no.
Pero Sagasti dice que todo está en marcha, que no hay que preocuparse, que la batalla está resuelta “no sin algunas dificultades”.
Y cuando llegan 50,000 vacunas Pfizer, la huachafería nacional se pone en marcha. Y se sigue la ruta del avión, el camino de los camiones, el tamaño del almacén. Y la televisión, más embarrada que nunca, se presta al juego.
Sagasti nos representa, tanto como lo hizo Vizcarra. Tanto como lo hizo PPK, jefe de la tribu de los privados. Tanto como lo hizo Málaga. Tanto como lo hacen los Fujimori. Tanto como lo hizo el vigilante de la biblioteca Vargas Llosa, en Arequipa, que robaba libros y luego los ofrecía en Internet.
Claro que hay peruanos que son héroes y que dan la cara. Pero ellos no compensan la corrupción de las élites económicas, de la política, de los supuestos liderazgos mediáticos. El gran drama peruano es que la corrupción se da entre quienes mandan. Y no se sabe nunca qué pasará con los ciudadanos de a pie que accedan al poder.
El Perú se pudre en la mentira, pero eso no es asunto nuevo. Es un estilo, un modo de ser, una mirada, una visión del mundo. Somos mentirosos ancestrales.
Y muchas veces mentimos en nombre de la grandeza. ¿No fue una grande y gloriosa mentira la que Garcilaso fabricó en su versión idílica del imperio de los incas? Lo fue, pero nos la tragamos gustosamente porque ese espejismo fundacional y futurista pareció definirnos.
La mitad de nuestros señoríos surgieron del robo. Dos tercios de nuestra supuesta aristocracia debió terminar en prisión. Hasta en las santidades hemos echado mano al contrabando, ¿verdad, Sarita Colonia?
Miente Sagasti porque decir la verdad supone el coraje de decir que nos equivocamos. Y los peruanos huimos de ese deber doloroso. Por eso es que Fujimori insiste en decimos que el suyo fue un gran gobierno “con algunos errores”. Por eso es que Vizcarra sigue diciendo que lo de la vacuna fue un acto de temeridad altruista. Por eso somos como somos.
Jorge Basadre habló de “los podridos”, esos que hacen todo lo posible para que el Perú “sea una charca”. Pero aun mi admirado historiador, el hombre que me obligó a quemar las pestañas de mi adolescencia leyendo sus nueve tomos de historia republicana, fue tocado por la debilidad peruana. Jamás debió aceptar este hombre ilustre ser director de la Biblioteca Nacional y ministro de Educación nombrado por Manuel Prado, el hijo del presidente fugitivo. Su opinión sobre aquel traidor, severa mas no tanto, ¿habría sido mucho más enérgica sin esos nombramientos? Es algo que quedará en el misterio.
En Lima garúa, pero lo que llueve es la mentira. Escuchar a los tristes candidatos del próximo abril es oír una sinfonía de frases huecas, promesas de discurso, lugares comunes sacados de las encuestadoras que nutren a los jefes de campaña. ¿Esto es lo que necesitan oír en tal sitio? Pues esto es lo que tienes que decir allí. Y allá será otra cosa, y más allá la misma tinta.
¿Y qué querían? Sin partidos políticos, después del club de la construcción, perseguidos por el herpes del fujimorismo, ¿aspirábamos a tener a alguien como Bustamante y Rivero? Tenemos lo que hemos sembrado. Tenemos lo que merecemos.
Sagasti miente, coquetísimo, en televisión. Miente como el dueño de una franquicia gastronómica donde se ha hallado, junto al horno, un nido de cucarachas. Miente con el hedonismo del que sabe que miente y que no será refutado porque quien pregunta es parte de la trama: pertenece a la organización mediática que perpetúa la impostura.
Cuando cayó el enorme Miguel Grau en la torre de mando del “Huáscar”, la prensa peruana sostuvo, masivamente, que habíamos ganado. Mariano Ignacio Prado, el presidente que huiría dos meses después, dijo: “La victoria en realidad es nuestra. Nosotros hemos ganado el honor y la gloria. Nuestros enemigos han ganado un casco destruido”.
El 15 de diciembre de 1879, dos días antes de la fuga de Prado, su ministro de relaciones exteriores, Alejandro Quiroga, había dirigido una circular a la diplomacia internacional diciendo que la victoria de Tarapacá cambiaría el curso de la guerra y que los chilenos serían prontamente expulsados del territorio que profanaban.
Y Diego Barros Arana, historiador chileno, recuerda lo que la prensa peruana proclamaba antes de junio de 1880: “Cuando los chilenos intenten atacar a los bravos soldados peruanos que defienden Arica se hallarán delante de un ejército de 20,000 hombres, a lo menos, que sabrá escarmentarlos con usura”. Esa misma prensa, apunta Barros, anunciaba que en cuatro meses el Perú tendría, otra vez, una escuadra poderosa con la que reconquistaría el dominio del Pacífico.
Mejor hubiese sido decir la verdad, saberla, enfrentarla, enfurecerse: Piérola, que había reemplazado a Prado, apostaba por el fracaso del ejército del sur porque no toleraba el triunfo militar y político del contralmirante Lizardo Montero, su enemigo. Tarapacá no pudo retenerse porque el ejército carecía de logística y municiones. Y a Arica, a pesar de las súplicas de Bolognesi, no acudieron las tropas del coronel Segundo Leiva, ese enésimo cobarde.
Eso fuimos. Eso, al parecer, queremos seguir siendo.
Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 52 del 05/03/2021 p12
jueves, 4 de marzo de 2021
ENTREVISTA A JUAN NERIS, UN JUBILADO DE ELECTROPERU DE 91 AÑOS CON MUCHA VITALIDAD Y ALEGRÍA
Por : Oscar Canqui – ISA-REP
Don Juan tiene una vida sana, tiene muy pocas arrugas, escucha muy bien, de buen humor y charla amena, sus hobbies son el llenar el crucigrama todas las semanas y la natación. Este último lo practica desde su niñez cuando iba a la piscina El Pellejo, cerca al hospital Almenara, fue admirador de Johnny Weismuller, quién fue el primer humano en bajar el minuto en los 100 m libres y encarnó a Tarzán en una docena de películas; fue tanta la admiración a J Weismuller que en casa practicaba su estilo de nado encima de una banca. El otro entretenimiento, además de la lectura de libros y revistas, es el llenado del crucigrama desde hace varios años, por el cual ha obtenido como premio una colección de enciclopedia el cual hace la búsqueda para el llenado del crucigrama. Es además autodidacta en conocimientos generales por su afición a la lectura y aún tiene una letra muy buena. Sus tres hijos están orgullosos del papá por haberles inculcado que deben llevar siempre buena armonía, bastante diálogo y alegría con sus compañeros de trabajo.
Finamente, la reflexión es que las empresas modernas como son Electroperú o ISA-REP tienen en sus miras el bienestar de salud mental y físico de sus colaboradores, en especial de quiénes están en edad avanzada, para lo cual existen los exámenes médicos mensuales y el seguimiento de personal especializado para cumplir con los regímenes alimenticios, la asistencia a los centros médicos y demás actividades. Entonces tenemos a la mano un ejemplo de vida que ha sabido encaminarse al llevar a la práctica los ejercicios físicos y principalmente siempre ideas y pensamientos positivos.
LAURELES DEPÒRTIVOS PARA CARLOS SALAZAR MORENO
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